domingo, 12 de septiembre de 2010

Mensaje de S.E.R. Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico de Su Santidad

Quisiera reproducir en esta ocasión un mensaje del Nuncio de Su Santidad con motivo de las fiestas patrias que se aproximan. Lo ha llamado, “Una nación sin valores será siempre esclava”.
"Sin duda, la celebración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución invita a todos a observar el pasado, para discernir el presente, en miras al futuro. El evento de la Independencia, en efecto, no ha sido ni debe ser considerado solamente como algo que “fue”, un independizarse “de”, sino, sobre todo, como un evento que se proyecta dinámicamente hacia el futuro “para” conformar, edificar y sostener una Nación de valores. Una Nación sin verdaderos valores, sería una Nación siempre esclavizada. Afortunadamente, en México, el potencial indudablemente existe. Porque, en efecto, en el pueblo mexicano es aún posible encontrar bellas y tangibles manifestaciones, entre otras muchas, de profundo respeto a la vida, de amor por la familia, de sentido de acogida y de hospitalidad, de fiesta y de esperanza. Manifestaciones que, al mismo tiempo, revelan la presencia de la religiosidad profunda de un pueblo que se mantiene unido a Dios.

Son valores que hay que saber reforzar y promover. Más hoy, cuando de manera impactante constatamos la existencia de muchas veces graves y escandalosas desigualdades sociales a las que se han ido añadiendo los nuevos rostros de la violencia, lo cual, entre otros factores, ha provocado que muchos mexicanos se encuentren excluidos de la promoción humana integral, a tal grado, que los ideales de libertad, justicia e igualdad que motivaron la insurrección por la Independencia y la Revolución, hoy, más que nunca, interpelan a los mexicanos.

Ojalá que estas celebraciones muevan eficaz y efectivamente las voluntades de todas las fuerzas vivas de la sociedad, empujándolas a luchar por lograr encontrar caminos de solidaridad: de aquella capaz de incluir a todos los mexicanos, y que realmente se fundamenta, se desarrolla y se logra mirando y reconociendo al hombre como objeto y sujeto, como centro de todo proyecto humano. Solidaridad que en la perspectiva cristiana reclama a la caridad, en el horizonte de la justicia; la cual, a su vez, exige la verdad (cfr. Caritas in Veritate). Sólo desde la óptica de la justicia, de la caridad y de la verdad, será posible colaborar en la construcción de una “civilización del amor” y de una sociedad solidaria y fraterna, en consecuencia, de dar su verdadero valor a los eventos que gozosa y justamente celebra hoy el pueblo de México.

En esta circunstancia, invito particularmente a cada bautizado y a cada institución eclesial a hacer que su vida se transforme en un cada vez más claro testimonio de responsabilidad y de creatividad ciudadanas. A todos y cada uno corresponde llevar el mensaje transformador y humanizante de Cristo a los demás y a la sociedad, al núcleo de la cultura y a sus instituciones. También hoy, como ayer, los bautizados están llamados a estar dinámica y valientemente presentes en la vida pública, siendo verdaderos ciudadanos, contribuyendo al bien común y mostrando que es posible vivir y proclamar existencialmente la fe desde el interior de las realidades seculares, con valentía, respeto a los otros y a sus modos de pensar, y con indomable coherencia".

+ Mons. Christophe Pierre
Nuncio Apostólico en México

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