lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Dónde está el Jefe Diego?

Esa es una de las preguntas de este año, así como, ¿quién no tendió la cama? ¿Dónde está Ken? ¿Cuánto va a costar el bicentenario y el centenario? ¿Qué hace Calderón en las tardes? ¿Qué chela es la que tiene más alcohol? En fin.

En agosto se cumplieron 100 días del secuestro de Diego Fernández de Ceballos y no tenemos un indicio de qué fue su suerte. Lo que es de alarmar es que este modus operandi ya es conocido por las víctimas de los autonombrados “Misteriosos desaparecedores”.

Es una organización atípica, opera como verdaderos profesionales, a envidia de las corporaciones policiacas, cuenta con un sistema de inteligencia, una gran estrategia y logística. Más aún, maniobra a nivel internacional.

Sólo por ejemplificar, ¿cómo sabían que Diego llevaba un chip de localización? Pero ahí no queda la cosa, ¿cómo sabían en qué parte del cuerpo lo portaba? ¿Desde cuándo estaban tras los pasos del Jefe? ¿Cuánto tiempo les llevó rastrear sus costumbres y hábitos? ¿Cómo lo sacaron del rancho? Otra práctica común, a sus víctimas quieren “quebrarlas” haciéndolas creer que la familia y amigos no quieren pagar el rescate, que están solas. Los rescates deben ser entregados en lugares fuera de México, mostrando su poderío.

¿A qué nos estamos enfrentando como ciudadanos mexicanos? Hemos escuchado muchas opiniones sobre la desaparición del ex – senador, unas muy inhumanas que hasta festejan el plagio, mismas que tendría que afirmarse que es una experiencia que no se le desea ni a los peores enemigos.

Ojalá que en un futuro no muy lejano, sean puestas en libertad todas las personas que están secuestradas, que puedan reunirse con sus seres queridos y que puedan retomar en la medida de las posibilidades su vida en forma ordinaria.

No hay comentarios: