lunes, 28 de enero de 2013

Vivir por nosotros mismos

Hemos llegado al final de nuestra serie sobre las bienaventuranzas, descubrimos el camino de Jesús para la felicidad y la vida en plenitud. Son ocho actitudes las cuales nos permitirán lograr incursionarnos en el arte de vivir.
Recorrimos paso a paso las ocho enseñanzas de Jesús, cada una me presentó la fórmula a seguir para vivir de acuerdo al proyecto de Jesús en mi vida, pero, también necesita la mi voluntad y así vivir en verdadera libertad. Vivir de acuerdo a mí, porque así es mi decisión.
La óctupla de la felicidad me obliga a asumir aspectos oscuros de mi vida, para darles luz, permitirles tener sentido. Ello me motiva a no huir de mi realidad, porque si lo hago me perderé y nunca me encontraré a mí mismo. Confronto mi realidad, con las tres perspectivas erróneas, con la imagen la cual se han hecho los demás, la mía y la verdadera; para así lograr una sola, la real.
Así la vida cobra una nueva dimensión de paz frente a cualquier situación externa e interna, porque la vida no es tan superficial para hacerla parecer sencilla. Vivir es un arte, requiere perfeccionamiento, eso también lo demuestra las bienaventuranzas como sendero para lograr plasmar una gran obra de arte.
Jesús culmina con una novena bienaventuranza, la cual se ofrece para quienes han comprendido el arte de vivir: “bienaventurados ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo”.
El reto por tanto será, vivir por nosotros mismos y no ser vividos por otros, entonces tendremos una vida y felicidad plena.

jueves, 24 de enero de 2013

Una última partida de naipes juega su último as

En muchas ocasiones en nuestra vida debemos “jugárnosla”, porque de una buena partida dependen muchas cosas, ya sea en el mundo laboral, académico, personal, deportivo, pero en la mayoría de los casos en el amor.
Nuestras cartas generalmente vienen al azar, en muchas partidas tenemos las mejores, donde de mano tenemos al menos un par, en los cambios vienen mejores y podemos armar mejores juegos, incluso llegar a la “flor imperial”.
En otras, los naipes son totalmente desfavorables, aún con el cambio, la baraja sigue siendo adversa, ni un par sale, pero como buenos jugadores y apostadores, no abandonamos la partida y “blofeamos” un rato, con el riesgo de perder. Pero en una de esas nos sale y ganamos la mano.
Aún con el riesgo de la partida seguimos adelante, cuando vamos abajo, podemos perder la esperanza y en ocasiones abandonar todo. Cuando la oscuridad es más intensa, nuestros peores temores salen a flote, corremos, buscamos ayuda, a veces no la encontramos, pero generalmente siempre hay quien nos asiste.
La vida como las cartas, deben seguir adelante, aprendemos a jugar con nuestras cartas, pero con el tiempo lo vamos haciendo de la mejor manera. Todo en nuestro caminar es riesgos, decisiones, pero también satisfacciones.
Ante la duda, apostar siempre por el éxito y arriesgarnos, porque la grandeza de las personas se mide en su capacidad de resolver dificultades y afrontar las adversidades, pero agregado a ello, sin perder su paz interior.
Como en los juegos de cartas, el mejor jugador será quien aprovecha su mano al máximo, pero lo más importante en una última partida de naipes juega su último as. Si gana es afortunado, pero si no, queda con su frente en alto, porque como buen jugador, del gran juego llamado vida, arriesgó, jugó y aunque pudiera parecer derrotado, ganó perdiendo con la frente en alto. Venció sus propios miedos porque después de la oscuridad vio la luz.

miércoles, 23 de enero de 2013

Calma, primero infórmate

Hoy ha sido la noticia de “ocho columnas” el amparo otorgado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la ciudadana francesa Florence Cassez. Ello gracias a la brillante ponencia de la Ministra Olga Sánchez Cordero.
A raíz de ello, se ha desatado una ola de críticas infundadas y como es natural en estos casos, sin fundamento o conocimiento de causa. El otorgamiento del amparo a la ciudadana Cassez no fue por los crímenes imputados sino por el proceso realizado en su caso.
A pesar de todas las opiniones, es necesario comprender el meollo del caso. Los Ministros de la Corte no se expresaron por la inocencia o culpabilidad, no la absolvieron de los delitos, sino se concedió el amparo por el proceso irregular seguido en contra de Cassez, es decir, durante su proceso penal se comprobó la violación de los derechos humanos y se puso de manifiesto la incompetencia de quienes deben presentar las pruebas correspondientes.
Si alguien debe buscarse como culpable de la resolución de la Corte, es a los montajes realizados para buscar “impartir” justicia y demostrar capacidad de resolución de delitos. A la incompetencia de los Ministerios Públicos quienes carecen de recursos para presentar pruebas a los jueces y obvio su nula experiencia probatoria en los casos a su cargo. Pero lo más grave, debe modificarse como factor probatorio los dichos por la autoridad encargada de denunciar y presentar a los presuntos criminales.
Florence Cassez representa el verdadero problema de la impartición de justicia, la suposición propia consagrado en los principios generales del derecho y el cual debiera regir el Derecho Penal, se debe privilegiar la presunción de inocencia hasta probar lo contrario.
Ello implica por tanto transformar el sistema de impartición de justicia, donde se busque realmente llevar a cabo labores de investigación apropiadas y toda una serie de elementos, los cuales un experto debe opinar sobre ellos.
También como conclusión podemos afirmar, calma, primero infórmate y ahora sí expresa opiniones. El asunto de Cassez va más allá de su simple otorgamiento del amparo, sino de los vicios de los procesos penales en México.

domingo, 20 de enero de 2013

Un buen vino

El Tiempo Ordinario comienza su marcha, estamos en el II Domingo (Jn             3, 1 – 11) y María nos muestra su influencia sobre su Hijo.
“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía".
Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una.
Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. "Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento".
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.
Juan en su Evangelio, es muy puntual con varios detalles de la vida de Jesús, si bien, no es de los sinópticos, sino está marcado por el buscar detallar los signos de Jesús a lo largo de su narración. Tampoco es biográfico, ninguno de los otros lo es, pero relata aspectos muy específicos como las bodas de Caná.
En el pasaje, se relata, el primer milagro de Jesús realizado por la intercesión de María, quien como buena madre, preocupada por sus anfitriones al ver la escases de vino.
María pudiera hacerse suyo el título de nuestro blog, porque Jesús al principio le dice “mi hora no ha llegado”; en cierto momento, María pensaría, “no, no cómo no”. Entonces toma las cosas en sus manos y les dice a los sirvientes, “hagan todo lo que Él les diga”, eso es mostrarnos el camino, el abandonarnos a la fe en su Hijo quien fue capaz de lograr un milagro “sencillo”, cuando más logrará en nuestra vida.
Si estamos hablando del Evangelio de Juan, es necesario, atender a los signos, como es el vino. Para la cultura judía, es signo de alegría entonces se invitaba a todos a compartir de la alegría, en este caso, de la boda.
Por ese milagro, acompañado de ese signo, los discípulos creyeron en Él. Si hoy hablamos de la alegría, esa debe ser una señal propia para reconocer a un católico, su capacidad de dar alegría a los demás.
El llamado de Jesús es claro a ser un buen vino.

lunes, 14 de enero de 2013

Los retos me obligan y orientan a estar a la altura de ellos

Estamos por concluir nuestra serie de las bienaventuranzas como camino a la felicidad. Hemos llevado paso a paso el compartir de las siete anteriores, ahora a punto de cerrar, entregamos la octava: “bienaventurados los que sufren por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.
En el mundo impera una necesidad de justicia, muchas personas claman por ella, en todos los ambientes, en todas las circunstancias, pero es una realidad, muy pocos están dispuestos a arriesgarse por buscar o clamar por la justicia.
La injusticia se sufre aún en cosas insignificantes, incluso a quienes piensan diferente, quienes son de un modo de ser particular o quienes se han visto en necesidad de ocultarse. En todas las épocas están los poderosos quienes marginan a los más débiles.
El llamado al cristiano es a no permanecer indiferentes al sufrimiento ajeno, no sólo ocuparnos sino preocuparnos. Porque el ideal será hacer sentir a todos como en casa. Hoy se busca con mayor frecuencia a personas quienes estén dispuestos a cambiar el mundo luchando por la justicia, pero el inicio es contigo mismo, tu alrededor inmediato y luego el mundo.
Hemos insistido mucho en el camino de la bienaventuranza, pero también nos permiten salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro y eso me hace plenamente feliz. Brota desde lo más profundo de mi ser la necesidad de buscar la belleza del mundo y eso me da valor para luchar por lo justo.
Jesús alaba por otro lado a quien es perseguido a causa de la justicia, ello no es nada placentero, pero esa persecución nos lleva a ser nosotros mismos. La valentía se manifestará en defender nuestros propios ideales, pero también expresa nuestra libertad interior. Quien no se mantiene firme a sus convicciones es un cobarde y se vuelve manipulable, pero más aún, se vuelve esclavo.
Quien lucha por la justicia se vuelve incómodo, pero serán felices, porque aún cuando perciben la hostilidad, están en perfecta paz consigo mismo. Uno de los Padres de la Iglesia señala, la persecución es oportunidad para descubrir y desarrollar nuestras capacidades. Todos los retos me obligan y orientan a estar a la altura de ellos.
La promesa de felicidad de Jesús es el reino de los cielos, de la misma forma a quienes son pobres de espíritu porque son libres, porque han encontrado en Dios su motivo se ser, su centro y razón de existir.
Cuando asumo el señorío de Dios, cuando de verdad reina en nosotros, somos libres y nadie tendrá poder sobre mí. Entonces soy plenamente feliz.

domingo, 13 de enero de 2013

La marca del Bautismo

Comenzamos propiamente el Tiempo Ordinario con una celebración muy importante, el Bautismo del Señor (Lc 3, 15 – 16. 21 – 22).
“Cuando el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección””.
La fiesta del Bautismo del Señor, nos lleva necesariamente a realizar un pequeño alto para valor el sacramento en toda su dimensión. El Bautismo nos regala la paternidad de Dios, porque gracias a él, nos podemos llamar hijos de Dios. Pero más aún, somos consagrados como profeta, sacerdote y rey.
La marca del Bautismo nos brinda un elemento muy especial, los teólogos le llaman la “inhabitación Trinitaria”, es decir, la presencia real en nosotros de la Santísima Trinidad a imitación del Bautismo de Jesús.
La epifanía demostrada en el Bautismo del Señor, nos permite vislumbrar nuestro propio Bautismo. Jesús siendo el mismo Hijo de Dios deja bautizarse por el Bautista, no tenía por qué, pero lo hizo, para agradar a su Padre.
En nuestro Bautismo, la Trinidad llega para habitar en nosotros para siempre y las palabras del Padre, las repite para nosotros, “tú eres mi hijo muy querido”. Esa es la dignidad para celebrar hoy, nuestra filiación divina, de ese momento en adelante nunca estaremos solos, el amor de Dios expresado en la Trinidad estará de ese momento a la eternidad.
Gran regalo recibimos, la marca del Bautismo, la cual está tatuada por amor.

sábado, 12 de enero de 2013

El lienzo en blanco

En diversas etapas de la vida, he buscado desarrollar un lado artístico, el cual de alguna u otra forma, expreso mediante este blog, a través de “ensuciar” páginas virtuales con pensamientos, meditaciones y reflexiones. Pero siempre he creído no es suficiente, porque amo la música y la pintura.
En esa búsqueda, siempre, me ha llamado la atención la capacidad de grandes artistas de plasmar en un lienzo una gran obra. En alguna ocasión le pregunté a un pintor o a un escultor sobre su fuente de inspiración, las respuestas fueron tan variadas, pero una en particular me llamó la atención. En el caso de la pintura, me comentó, mi único deber es no estorbar para así, la obra cobre vida, porque ella busca por sí misma nacer.
A algún otro me respondió, basta ver a tu alrededor, hay inspiración en todos lados bajo el Sol, sólo es necesario estar atento y vivir con un espíritu de agradecimiento. Algún otro artista me hizo referencia a la preexistencia de la obra, pero se requería irle dando color, estilo, textura.
Hace unos días vi un paquete donde venía todo lo necesario para pintar, desde el caballete, los óleos, la paleta y pinceles, pero también el lienzo en blanco. Pero reflexioné sobre varios aspectos.
La vida es el lienzo en blanco por excelencia y cada uno de nosotros somos esos artistas, los cuales buscamos realizar la obra maestra de uno mismo. Siempre está en blanco, siempre se puede iniciar a pintar, el pincel está en nuestras manos y ese lienzo está esperando para ser utilizado.
El verdadero artista no teme plasmar su ser en el lienzo, el verdadero ser humano de la misma manera, plasma su ser en su vida, pero más allá, en la de los demás, le imprime su color, su textura, su olor.
El artista da sentido a su creación, porque es personal, es suya. El ser humano da sentido a su vida, porque es consciente de su responsabilidad al tomar las riendas de su destino. Es libre, tiene la opción y la capacidad de decidir, puede asumir retos y tiene la posibilidad de trascender, pero más importante, tiene el potencial de amar.
Cuando el artista recibe el lienzo en blanco, inmediatamente ve reflejado ya una creación, una obra maestra. Cuando el ser humano percibe la importancia de asumir la responsabilidad de su vida, hará una obra maestra.
En el lienzo terminado, por encima de la destreza del artista, su estilo, sus trazos, su arte, refleja el amor por su obra. La vida del ser humano, también reflejará su capacidad de amar, de ser amado y de perder el miedo a amar, aprenderá a abrir el espacio al amor, a dejarse atrapar por él, pero también a no dejarlo perder y luchar hasta el final por él.
El amor es la verdadera fuerza capaz de transformar al mundo, porque ha transformado a quien ama y a quien se deja amar. El amor es la causa primera del lienzo en blanco, porque en ese lienzo y en esa vida, está el amor acumulado y brindado en el arte de vivir.

jueves, 10 de enero de 2013

La armonía superior

Nuestro caminar por las bienaventuranzas nos ha llevado a comprender muchos aspectos de nosotros mismos. Hemos confrontado dolores profundos para lograr dar vida al ser quien buscamos ser. Ahora avanzaremos en nuestro proceso, en esta entrega: “bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.
El anhelo más profundo del hombre es la paz, hoy tenemos 16 países a lo largo y ancho del planeta en guerra. Cuanto menos se tiene la paz, más se busca, pero no sólo la paz hacia el exterior, sino al interior.
La violencia se vive en todos los niveles, tanto en la esfera política, social, cultural, pero también religiosa, los autores clásicos le llaman “choque de civilizaciones”. Por su parte, un grupo catastrofista apuesta por un futuro donde la única constante sea la guerra.
Pero también, en nuestro microcosmos, cada persona tiene un conflicto interior de diversa índole, por su trabajo, por la falta del mismo, por la familia, en fin, cada uno sabe. Pero lo más deseado es alcanzar la paz interior. Por eso también, buscamos acercarnos a personas quienes sean capaces de irradiar paz, porque luchan por la reconciliación, no juzgan, no condenan, acogen, reciben, aman.
Esta bienaventuranza va directo a lo más profundo de nuestro corazón, porque habla a quienes están dispuestos a trabajar por la paz, a quienes van a reconciliar a quienes están en disputa, a privilegiar diálogo.
Para lograr ese ideal, primero necesitamos estar en paz con uno mismo, una frase define ese proceso, hacer la “paz con nuestro adversario interior”, pero más allá, respetarlo, para así lograr unir esfuerzas y avanzar. Entonces una vez logrado ello, aprenderemos a convertir a los enemigos en amigos.
Así eliminaremos los “signos de muerte” en nosotros y en nuestro alrededor, porque así me libero de todo cuanto estorbo hay dentro de mí. Así llegamos al ideal, porque quien puede resolver sus conflictos internos logra la armonía superior, participa de Dios, porque Él mismo es uno consigo mismo. El hombre por tanto será uno consigo mismo, sin división, ni conflicto.
Quien está en perfecta armonía consigo mismo, logra la paz interior y así puede ir en busca de la paz, puede trabajar para lograr instaurar la paz en su alrededor, pero sólo si parte de sí. Al ir en pro del prójimo, logra la felicidad plena.
Esa felicidad en plenitud, se logra porque al buscar la paz, perfeccionamos nuestra filiación divina. Pero al vivir como hijos, no como niños, sino como adultos quienes buscan instaurar la paz de Dios. Entonces se refuerza mi paz interior, porque soy conciente de mi condición humana, cobro conciencia de mi ser y así vivo en armonía con mi entorno. La paz sólo se construye con amor.

miércoles, 9 de enero de 2013

Como veo a los otros

Hemos recorrido paso a paso las bienaventuranzas, ya casi terminamos de hacer comentarios al respecto, con el único objetivo de cobrar conciencia de su importancia porque es camino a la felicidad. En esta entrega: “bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios”.
Uno de los grandes valores de los hombres es la confianza, porque ello permite poder entablar relaciones sinceras, verdaderas. Hoy desconfiamos de quien se nos acerca porque tememos vengan con segundas intensiones. Pero más allá, ello refleja el modo como veo a los otros es como me veo a mi mismo.
En el mundo moderno, muchas personas buscan ser serviciales con una doble intensión, para ver las ventajas a obtener, reduciendo las relaciones interpersonales a un mero sentido utilitarista. Incluso no creemos en la palabra del otro, porque buscamos otro sentido, o lo no dicho.
Incluso en el mundo de la caridad, se ha reducido todo a un nuevo principio, haz el bien y cuéntalo o publícalo para darlo a conocer a todos y así exaltar tu nombre o reputación.
Hoy aspiramos y buscamos la pureza y la claridad de convicciones, para así poder confiar y vivir en la verdad. Anhelamos la pureza de corazón. Jesús nos ve tal cual somos y su invitación es clara, a librarnos de segundas intensiones. El primer paso para acercarnos y ver a Dios es tener un corazón puro.
El corazón puro no está enturbiado, no se menos precia, no condena, porque para ello es necesario confrontar nuestras pasiones, pero necesitamos conocerlas. El corazón puro es senillo, limpio y claro, habla siempre con verdad, dice lo que dice y no juzga los demás.
Para ello debemos pedirle a Jesús desde el fondo de nuestro corazón en una oración humilde por la transformación. Si vemos en la escritura, el pasaje evangélico de la Transfiguración nos permite comprender el proceso. Jesús en su oración se transfigura, nosotros en la oración ponemos nuestro ser bajo la mirada amorosa del Padre, quien trae la luz a mi vida.
Cuando Dios ilumina mi oscuridad, es capaz de encontrar la autenticidad, se ser puros, de ser transparentes porque estamos en perfecta sintonía con nosotros mismos. La felicidad prometida es la de ver a Dios.
Por tanto, lo más alto a lo cual el hombre puede aspirar, es hacerse uno con Dios.

lunes, 7 de enero de 2013

El PAN se hace migajas

A lo largo de los días anteriores el Partido Acción Nacional ha enfrentado severas crisis al interior del mismo, 12 años perdidos cobran la factura y hacen dudar sobre el liderazgo del partido hacia el futuro, incluso en su supervivencia.
El verdadero problema de Acción Nacional fue alejarse de los principios básicos de sus fundadores, de los ideales de Gómez Morín o Preciado Hernández, para convertirse en un partido de advenedizos, oportunistas y sinvergüenzas, promotores de una doble moral.
Para sumar a sus problemas, el Pan se hace migajas, porque en su último censo, perdió poco más del 80% de sus miembros, entre militantes, adherentes y simpatizantes. Estados donde más causaron bajas fueron San Luis Potosí, Estado de México, Chihuahua y su bastión, Jalisco.
Personajes quienes fueron clave para su victoria en el 2000 salieron de sus filas, como Vicente Fox, afirmando salirse por cuestiones de principios y de integridad. Aunque siendo honestos realmente nunca fue panista. Otros notables por mencionar algunos son: María Asunción Aramburuzabala Larregui, Lorenzo Servitje Sendra y Manuel Arango Arias. Irónicamente, Diego Hildebrando Zavala Gómez, tampoco refrendó su militancia.
Los números son contundentes, tiene el blanquiazul un padrón de 368 mil militantes, de los cuales 205 mil son activos y 163 mil son adherentes. Ello refleja el grado de aprobación de su gestión federal de los pasados 12 años.
Lo anterior es lamentable, porque se necesita una derecha sólida, bien estructurada, capaz de atender los retos del país. Pero también, para lograr establecer una verdadera democracia sólida con contendientes quienes representen una visión viable y responsable de país. Nos falta mucho, pero necesitamos caminar juntos.

viernes, 4 de enero de 2013

Ser misericordioso con uno mismo

Retomamos nuestra serie de las Bienaventuranzas, las cuales se transforman en un camino para la verdadera felicidad. En la presente entrega, tenemos la quinta, “bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia”.
En el mundo postmoderno, se busca darle un valor al hombre en medida de su poder adquisitivo, de las marcas o de su capacidad de venderse. En ese mundo quedan fuera quienes no dan o aportan a la sociedad desde el punto de vista económico, no cuenta la persona.
Hoy quienes buscan ser misericordiosos quedan excluidos, la compasión se ven como debilidades. El sufrimiento es un lastre. Como en una sociedad darwiniana, sólo sobrevivirá el más apto. En ese mundo frío, hay un fuerte anhelo de recobrar el sentido de la dignidad humana, de ser misericordiosos.
Jesús con sus palabras mueve la conciencia y los corazones de quienes le escuchan, porque habla de misericordia, porque hace hincapié en una relación importantísima, nuestra forma de actuar y la forma en la cual nos percibimos nosotros mismos.
Es un hecho, no podemos ser misericordiosos si no comenzamos por nosotros. Se puede hacer un comparativo con las expresiones psicológicas sobre los niños heridos. Ellos afirman un elemento olvidado por nosotros, cada uno arrastra o conlleva heridas, las cuales han recibido poca atención, requieren atenderlas con amor, para ayudar al niño herido a sanar. Es entonces cuando puede madurar y llegar a su plenitud. Pero sólo se logra si uno es misericordioso consigo mismo, se tiene paciencia y se tiene amor.
Los griegos también hablan de “entrañas”, donde se encuentran los sentimientos vulnerables. Quien es capaz de enfrentarlos y se pone en paz con ellos hace posible el genera la misericordia, ello da vida y eso se transmite a los demás. Una persona quien es inmisericorde, no da vida, se cierra, se pierde en su humanidad, con un corazón de piedra.
Los griegos mencionan otra acepción, “compasivo”, ella es una altísima forma de caridad. El ser compasivo es ser empático, porque soy capaz de hacerme como el otro, de buscar experimentar el sentir del otro.
Jesús nos habla de ir más allá, porque establece una nueva relación de amor, Él es misericordioso con todos con quienes se acercan, porque están sedientos de experimentar su cercanía. Jesús no juzga, ama, busca establecer una comunión con quien se acerca.
Los mandamientos no deben esclavizarnos, tienen un sentido, porque deben ser una respuesta de amor. Entonces comprendemos la norma suprema, el amor, porque cuando alguien ama es misericordioso, es compasivo, vive y deja vivir.
Ser misericordiosos con uno mismo permite experimentar la misericordia de Dios y así a su vez, serlo con los demás, nos deja libres de juicios absurdos e injustos con los demás, pero también con uno mismo.
La promesa de felicidad de Cristo es, “porque alcanzarán misericordia”. Gran dicha el poder tener la certeza de contar con esa misericordia, del poder recibir un corazón como el de Dios, lleno de amor.

jueves, 3 de enero de 2013

Tres árboles

A petición de ustedes, con mucho gusto comparto la anécdota de los tres árboles, la cual relatamos en el programa del Pulso de la Fe de mi querido amigo Roberto O´Farrill.
En un poblado, fueron plantados tres árboles, ellos desde pequeños, tenían sueños muy grandes, cada uno a su forma buscaba ser el árbol más importante del mundo.
Cada uno fue creciendo y desarrollándose, cada uno seguía con sus ideales, los cuales les alimentaban las ganas de seguir creciendo y preparándose. Todos tenían sueños diversos.
El primer árbol soñaba con ser el cofre del tesoro más valioso del mundo, porque estaría forrado de los mejores materiales, eso le motivaba mucho. Se veía a sí mismo recubierto de oro, de seda o de otros más valiosos. Se imaginaba como la posesión más valiosa del mundo.
El segundo árbol, para sí pensaba convertirse en el navío más poderoso, el cual surcaría los ríos, mares y océanos. Sería la nave insignia de la flota más importante del mundo, en él estaría un rey fuerte y digno de respeto y veneración.
El tercer árbol buscaba convertirse en el más importante del mundo, el más fuerte, poderoso, el cual sería referencia para todo el mundo y todo quien lo viera, doblara la cabeza.
Así pasó el tiempo, cada uno creció, hasta un día cuando llegaron los leñadores. Al primero fue enviado al aserradero, donde se terminó por convertir en una caja de lo más simple, sin adorno alguno, sin tratamiento de ninguna especie. Aquél cuyo sueño era convertirse en un cofre de un gran tesoro, se convirtió en un lugar donde los animales de una cueva comían. El pobre árbol estaba inconsolable.
El segundo árbol, vio la suerte del primero y pensaba, a mí no me pasará lo mismo. Llegó el tiempo en el cual unos pescadores lo cortaron, de ahí empezaron a preparar una barcaza, la cual fue la más simple y pobre, en ella esos pescadores todos los días lanzaban sus redes. La suerte estaba echada, el árbol se convirtió en una pobre lanchita llena de huecos. No podía tener peor destino.
El tercer árbol se encontró con su destino, no podía dar crédito al hecho, lo estaban cortando, él quien había crecido en la cima de una colina y era referente de la comunidad, era talado. Lo convirtieron en un par de trozos de madera y fue aventado a una bodega junto con muchos de su estilo. Ahí quedó solo y abandonado, llenándose de polvo, aquél orgulloso árbol quedó botado en ese lugar.
Así pasaron los años. En esa cueva donde estaba esa simple caja, llegó una familia muy pobre, un señor llevando a una mujer embarazada. Al poco tiempo da a luz a un pequeño niño, al cual lo pusieron en su interior, cuidadosamente preparado. Al poco tiempo, llegaron tres personas con tres regalos y también un grupo de pastores.
Transcurrieron más años, un grupo de pescadores dueños de la barca, vieron de pronto venir sobre las aguas a un hombre, quien iba a su encuentro. Uno de ellos bajó de la barca y caminó sobre las aguas hasta un momento donde se hundía poco a poco, este hombre lo rescató. Después, ese hombre se quedó dormido y de pronto se soltó una terrible tormenta, todos atemorizados lo despertaron y Él le ordenó al mar y al viento guardar la calma.
Años después, tomaron al tercer árbol, lo pusieron a cuestas de un hombre ensangrentado, lastimado, quien la tomó, la abrazó y besó. No entendía nada, durante todo el trayecto a una colina cercana todo el mundo se burlaba de Él, lo escupían, le gritaban de cosas. Tuvo varias caídas, un hombre lo obligaron a ayudarle con el peso. Llegaron al monte, y ese hombre era clavado en el árbol, no entendía lo sucedido. Cuando murió el hombre un temblor sacudió el mundo entero y hubo tiniebla.
El primer árbol descubrió tiempo después su destino. En su interior había albergado el tesoro más grande y valioso del universo, el Hijo de Dios estaba en su interior y la familia eran José y María.
El segundo árbol comprendió sobre quién estaba navegando en él, el Rey del Universo, a Jesús el Mesías. Se convirtió así en la embarcación más importante no sólo del mundo, sino del universo.
El tercer árbol captó sobre su destino, se convirtió en la cruz de Cristo, por la cual la redención de la humanidad tuvo lugar. Desde ese día hasta el final de los tiempos, todos quienes contemplan la cruz, inclinan la cabeza en señal de respeto, reverencia y veneración.