viernes, 30 de noviembre de 2012

Más Llamas, menos tibios

Hace unos días regresó a la casa del Padre un gran hombre, quien desgranó toda su vida por Dios y su Iglesia, pero en especial a una grey muy particular, la del Seminario Conciliar de México, el Muy Ilustre, Señor, Canónigo, Everardo Llamas.
El querido Padre Llamitas como lo conocimos muchos, quienes le apreciamos, admiramos y quisimos, consagró a su vida a Dios haciendo honor a su apellido, porque logró incendiar los corazones de las personas a quienes tocaba.
Hace muchos años me dijeron una frase cargada de una gran verdad, el líder por su andar convence, motiva, inspira, si bien es cierto, me tocó conocer al Padre en silla de ruedas, su entusiasmo, ganas de vivir, entrega y generosidad inspiraba, irradiaba el ideal del joven seminarista, el ser “alter Christus”.
El Padre Llamitas hasta su último aliento lo dedicó a servir, en el Seminario Conciliar de México, en la casa Huipulco, se convirtió en su último frente, desgastándose por sus hijos espirituales en la confesión y en la dirección espiritual. Siempre con una palabra de aliento, consejo o motivación. Estoy seguro, muchos presbíteros de la Arquidiócesis de México le deben su vocación y su ministerio.
A nivel de un humilde homenaje, muy sencillo, pero de corazón, a falta del merecido por falta de su Arquidiócesis, pero grandes hombres como el Muy Ilustre, Señor, Canónigo Everardo Llamas García están por encima de ello, porque tiene el privilegio de unos cuantos, hacer suyas las palabras de San Pablo, “he combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe”. Ojalá tengamos más Llamas y menos tibios.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cuando se acaba, es para siempre

Una de las certezas en las relaciones humanas, es su final. El final es un elemento poco considerado, porque siempre se busca la eternidad de las mismas, pero eso es como hablar de la inmortalidad corporal del hombre.
No es pesimismo o un sentido de materialismo, pero el hombre siempre busca novedad y tiene pocas relaciones eternas. En la amistad, muchas veces el tiempo o la distancia la merma, las va deteriorando hasta llegar al punto de intentar recuperar el lazo en común, o el vínculo entre los amigos.
El problema en esa amistad, fue el hecho de no cultivarla, no abonarla, no procurarla y es una tontería pensar que todo sigue igual, cuando no es así, ambos siguieron caminos distintos y maduraron de formas diversas.
Ni mencionar en las relaciones amorosas, porque cuando no se tiene amor verdadero, son tan frágiles y efímeras. El problema es no aprender una lección fundamental, cuando se acaba, es para siempre.
En las relaciones, siempre se corre el riesgo de salir raspado, pero es como los toros, un buen matador, tiene buenas tardes, otras mágicas, pero seguro, en alguna vez, fue cornado, eso le hace crecer y madurar, eso sí, ello no quitará su deseo de dar una buena faena.
El ejemplo burdo, nos ilustra el perder el miedo, porque por una mala tarde, no quiere decir, una mala faena en la vida.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Compartir Rectoría San Jósé 17 de noviembre de 2012


¡Venga Tu Reino!
 
Adolfo Ruiz Guzmán
17 de noviembre del 2012
Rectoría San José
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El secreto de conocer que Dios te ama

Introducción

 
Siempre es muy grato el encontrarme             en la Rectoría San José, porque es una gran oportunidad para intercambiar experiencias en nuestro caminar, también es para mí motivo de gran alegría el compartir las razones de mi esperanza (Cfr. 1 Pe 3, 15).
 
Estas reflexiones también nos invitarán a profundizar nuestra vivencia del Año de la Fe, decretado por S.S. el Papa Benedicto XVI. Es por tanto, la importancia de vivir la fe, la cual nos permite alcanzar a descubrir el secreto de conocer que Dios te ama.
 
En este Año de la Fe debemos atrevernos a ir a más, a darnos la oportunidad del encuentro con Dios. Un pensador afirmaba, “el puente hacia Dios es tan antiguo que ya nadie se atreve a cruzarlo” (David Aldeguer Martinez), hoy me gustaría decirle, te has equivocado porque hoy queremos iniciar a cruzarlo. Porque el amor de Dios me mueve a buscarle, pero más aún, a amarle.
 
Quisiera empezar con una oración, para dar pauta al encuentro buscado con Dios, es una hermosa oración del único hombre quien más se ha asemejado a Cristo, San Francisco de Asís.
 


Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
 
A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte.
 
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas.
 
Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
 
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
 
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.
 
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua, la cual es muy humilde, preciosa y casta.
 
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
 
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
 
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán.
 
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
 
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal. Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad porque la muerte segunda no les hará mal.
 
Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad.


 

1. Claves para encontrar el secreto del amor de Dios


 

El cántico de las criaturas nos brinda claves para encontrar el secreto de conocer que Dios te ama. Pero más aún, la posibilidad de entrar en encuentro personalísimo con Él, a partir del cual la vida se transforma, la vida nunca será bastante para buscar estar con Dios.

 

Francisco previo a su encuentro con Dios, se dedicaba a desperdiciar su vida, a derrochar sin aprender a valorar las cosas sencillas de la vida, porque todo lo veía o lo daba por sentado.

 

Las cosas sencillas de la vida, nos permiten ir cobrando las dimensiones de ese gran amor de Dios por nosotros. Francisco escribe y dicta su Cántico al Hermano León previo a su encuentro con el Señor y es una oda a la grandeza escondida en la pequeñez.

Cuando perdemos esa perspectiva de la grandeza oculta en lo pequeño, recordamos a aquél mendigo quien comía de las migajas las cuales caían de la mesa de un acaudalado quien para él no significaba nada, pero para el necesitado eran todo.

 

El evangelio, siempre va a privilegiar el encuentro sencillo y profundo, Jesús exclamará: “te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11, 25). Porque ahí es donde comprendemos ese misterio, necesitamos vaciarnos de nosotros mismos para permitirle a Cristo llenarnos por completo, porque se convierte en nuestro todo.

 

Para iniciar el encuentro, requerimos un punto de partida, ahí encontramos una clave. El mérito del cristiano radica en su capacidad de levantarse de las caídas, porque ha aprendido una certeza, “mientras más bajo es el punto de partida, más alto será su elevación”. Por eso el Padre Francisco dirá: “a ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte”.

 

El hombre descubre, dentro de su indignidad, la nobleza y dignidad de Dios, porque es Dios mismo quien habita en él, pero no sólo eso, le ama. Es tan grande el amor de Dios porque es el único quien permite una relación personal con Él y nos da esa oportunidad por su Hijo, el cual nos dice, para referirnos a Él, basta con decirle Padre.

2. ¿Cuál es tu camino?


 

Cuando Francisco comienza el tránsito hacia su conversión, tiene experiencias cada vez más fuertes con ese Padre amoroso, encontrará en su camino a su gran compañero, al Hermano León, quien le hará una pregunta fundamental. Si bien es cierto, buscas a Dios, pero cada quien debe encontrar un camino para ello, ¿cuál es el tuyo?

 

Sí, hay muchas experiencias y muchos caminos andados, un principio filosófico afirma, es imposible hacer juicios por otros. El único capaz de tener una experiencia de Dios y de su amor, eres tú, porque es un Dios personal. Porque cada hombre, aún no deseándolo, negándolo o renegando, lo lleva escondido en lo más profundo de su piel, de su corazón, es el mismo Dios quien grita dentro de ti, para decirte, ¡te amo! Jesús nos dijo, “yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”

 

El camino debe recorrerse poco a poco, paso a paso, pero eso sí, es un camino progresivo, el cual no admite retroceso. Jesús siempre nos invita a dar ese paso, es uno decisivo pero fundamental, aprender a caminar en la fe, Jim Elliot dice: “la voluntad de Dios no te llevará a donde su gracia no te proteja”.

 

Conforme Francisco encontraba almas, las transformaba por su testimonio y así se acercaron poco a poco sus primeros cofundadores, daban el paso para abrazar el proyecto de Dios en su vida. Los alentaba el valor y la confianza de Francisco, porque aprendieron rápidamente a encontrar la frase en la Sagrada Escritura repetida 365 veces, “no tengan miedo”.

 

Con esa confianza encontraremos el camino, porque primero por la fe, seremos capaces de hacer las cosas fáciles, luego poco a poco, las grandes y así las imposibles. El amor es la meta, es el destino y es la razón de nuestra existencia.

3. El problema de la gratuidad


 

Aquí encontraremos una de las cosas más grandes de Dios. El problema de la gratuidad. Dios nos ama por el hecho de ser y no de hacer, es decir, Dios nunca podrá dejarnos de amar y prueba de ello es la libertad, por eso Dios no espera nada de nosotros.

 

Déjenme repetir esa idea, Dios no espera absolutamente nada de nosotros, sin embargo, nosotros esperamos todo de Él. El esperar todo es porque buscamos la salvación, la cual sólo llega por el amor.

 

Para el hombre es muy complicado comprender la gratuidad, Dios nos ama gratuitamente, no espera nada de nosotros, Madre Teresa dirá, Dios no quiere que seas exitoso, sino que seas fiel.

 

Quien comprende la gratuidad, poco a poco comienza a volverse loco, pero cuando hablo de locura hay otro sinónimo, santidad. La santidad hoy en nuestros días es sinónimo de locura porque no se entiende, porque se es diferente, porque quien es santo ama. Cosa curiosa, el santo sabe perfectamente lo que no quiere ser, pero no sabe lo que quiere, sólo le basta el amor de Dios.

4. Nunca es bastante


 

Dios cuando sale a nuestro encuentro no se queda con nimiedades, con migajas. Dios busca la plenitud en nuestra vida, por eso encontramos a la totalidad, al Dios del cual nunca es bastante.

Cuando somos conscientes del amor de Dios, la vida no basta para buscar experimentarlo, Francisco, llegó al punto del éxtasis, de la levitación, pero también de la crucifixión.

 

Francisco se da cuenta de ese Dios insaciable, porque busca el retarte, el obligarte a superarte, a dar más allá de tus fuerzas. Cuando piensas es lo máximo posible a dar, Dios te dice, nunca es bastante. Pero te reta, porque aquello que no quieres, es justo lo que Dios quiere.

 

Francisco tiene una experiencia, la cual lo marcaría profundamente. La prueba más grande para su amor, eran los leprosos, su incansable Hermano León le preguntó sobre lo que más le costaba en la vida, Francisco respondió los leprosos. Ahí vemos una realidad propuesta por la Madre Teresa, “para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos”.

 

Cuando entró esa noche Francisco a su oración, Dios le exigió besar a un leproso en la boca. Francisco quiso entrar el cólera, porque ya había cambiado reconstruido la iglesia, vivía en pobreza, vivía en sencillez, pero Dios es el nunca es bastante. Al día siguiente corrió para buscar encontrarse con el leproso, en ese tiempo, los leprosos estaban obligados a portar una campanita, para alertar a los demás sobre su presencia. Cuando escuchó esa campanita, Francisco quería correr, huir, pero no habría lugar dónde esconderse del Dios amoroso, quien incendia los corazones de quien ama y de quien se ha sentido amado. Francisco corre pero a besar al leproso, esa misma noche se da cuenta, de a quien ha besado es el mismo Cristo.

5. El hombre verdadero


 

Ahí admiramos al hombre verdadero, porque es capaz de superar sus límites por amor. Ahí aquellos quienes están distanciados de Dios, reaccionan ante una nueva realidad, es tiempo de hacer las paces con Dios y la única forma es amando. La invitación a ese hombre verdadero es si te atreves a amar.

 

Había una vez un hombre, un ermitaño, quien había buscado vivir en la perfección del amor evangélico, cuando muere llega al cielo, toca en el cielo y le dicen quién eres, el responde, yo, entonces se escucha, no hay lugar para ti. Regresa y vuelve a tocar, ¿quién es? Yo, de nuevo le dice no hay lugar para ti y le dijo vete. Entonces la tercera vez, le preguntan, quién eres, pero ahora la respuesta es diferente, es Tú, Señor, eres Tú.

 

El hombre verdadero, sabe esperar para llegar a ese momento, a la fusión de Dios y el hombre, porque es un instante para la eternidad. Así ese hombre enamorado comenzará a predicar con palabras, de ahí con acciones, para llegar a transformar con su silencio frente a lo sagrado. El hombre ante el misterio calla.

 

Es así, frente a todo ello, la pedagogía de Dios cobra sentido en su amor, porque nos enseña a sufrir, a resistir, a afrontar, a madurar, a crecer, pero lo más importante a amar. Cuando se ama a Dios, pero lo más importante, me siento amado por Él, ya no hay prueba sin sentido, ya no hay dolor sin consuelo, ya no hay noche sin estrellas, ya no hay día sin milagros.

 

Así hemos visto y recorrido muchas claves para descubrir el secreto de conocer que Dios te ama, como mencionaba al inicio, con el Cántico de las Creaturas, el cual es una alabanza por todas las cosas a nuestro alrededor.

 

Francisco lo escribió ya casi al final de su vida, cuando se quedó ciego, cuando fue expulsado de su propia orden, cuando fue desconocido por los suyos. Pero fue cuando era más feliz. Sintiendo cerca la muerte apresuró a su Hermano León para escribir para dar gracias por la hermana muerte, pero nos regala la esperanza de la vida eterna. Así Francisco, muere, en el piso, recargado sobre una piedra, pero con la certeza de San Pablo, “he librado la buena batalla, he defendido la fe”.

 

El éxito de San Francisco, fue su confianza plena en el Dios de la vida, en quien nunca es bastante, en quien nos motiva e impulsa a dar más de nuestras capacidades, a quien nos ama con locura, quien siempre busca nuestro bien. Es un Dios cercano, un Dios quien quiere entrar en contacto contigo para lograr un encuentro fecundo.

 

El cántico concluye “alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad”. En lo pequeño y discreto está Dios, en ti encerrado en tu corazón está Dios.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Lo ha dado todo

Se acerca el final del Ciclo Litúrgico, cada vez se siente más el espíritu de Adviento, en el XXXII Domingo del Tiempo Ordinario (Mc 12, 38 – 44), vemos los pasos previos a la entrega total de Cristo.
“Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”.
Una espiritualidad incompleta busca justo la vivencia de los escribas, porque lleva a buscar reconocimiento y ser de los primeros, quieren a toda costa el ser puntos de referencia por creerse equivocadamente santos. Buscan contradictoriamente la separación del ideal de quien dicen seguir.
La visión proporcionada del Evangelio es de una totalidad, porque Cristo está sentado frente a la sala del Tesoro, muchos daban el sobrante, las migajas a Dios, pero entre tanto, llegó una viuda quien lo ha dado todo.
El seguimiento de Jesús requiere esa totalidad, esa entrega generosa, el todo, no guardarnos ni reservarnos nada, Dios no espera nada de nosotros, pero sin embargo, nosotros lo esperamos todo, ese todo es la salvación.
Para llenarnos de Cristo, primero debemos de hacer lo mismo, vaciarnos, dar todo lo que poseemos para así llenarnos de Jesucristo. Esa es la única forma de comenzar a amar, el darlo todo y aún así más, como decía la Madre Teresa, hasta que duela.
La invitación para vivir en la semana es aprender a vaciarnos de nuestro yo, para que así, Cristo tome nuestro lugar.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Escuchar…

Estamos a punto de culminar el ciclo litúrgico y de iniciar otro, en el XXXI Domingo del Tiempo Ordinario (Mc 12, 28b – 34), Cristo nos pide, escuchar.
“Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas”.
La vida de los hombres transcurre buscando certezas, caminos y casi siempre desarrolla una fe de vista, es decir, de ver los planes de Dios en su vida. Por eso, en el texto, el escriba, queriendo poner a Cristo a prueba, para no perder su costumbre, le pregunta sobre el mayor de los mandamientos.
El problema radica en la resistencia al cambio, porque del ver, ahora será pasar al escuchar. Por eso Jesús comienza su respuesta con un escucha Israel, para vivir tu fe, no esperes ver prodigios especiales de Dios, escucha su voz dentro de ti para así realizar su proyecto.
Ahí está la clave para iniciar el caminar en la fe. Escuchar la Palabra de Dios en la vida y ponerla en práctica. Ahí se encuentra el sentido del caminar espiritual, como fue para el pueblo de Israel, el estar atento a la Palabra, para así llegar a la Tierra Prometida y esperar al Mesías.
Cuando uno encuentra la disposición de escuchar es cuando es capaz de experimentar el amor de Dios en nuestro corazón, pero no sólo experimentarlo sino vivirlo, pero más allá, el predicarlo con nuestro testimonio de vida.
La relación de Dios se transforma, porque se da un verdadero encuentro, con quien me ama por quien soy y no por lo que hago o dejo de hacer. Al final del día el encuentro con el Señor será marcado por el amor, entonces nuestra verdadera obligación a partir del encuentro con ese amor, es darlo a los demás en la medida en la cual nos sentimos amados por Dios y sólo eso basta.
Por eso dirán grandes santos, entre ellos San Agustín, “la medida del amor es amar sin medida” y la Madre Teresa, “amar hasta que duela”.

viernes, 2 de noviembre de 2012

El ego, nuestro enemigo

Hace unos días me compartieron la siguiente guía para superar el ego, nos gustaría compartirlo. El texto no es de nuestra autoría, pero nos es de utilidad.
1- NO TE SIENTAS OFENDIDO.
La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizad@. Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendid@, las encontrarás cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, conviniéndote de que el mundo no debería ser como es. Puedes convertirte en degustador/a de la vida y corresponderte con el Espíritu universal de la Creación. No puedes alcanzar la fuerza de la Intención sintiéndote ofendid@.
Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz.
Sentirse ofendid@ crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
2- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE GANAR.
Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores.
Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la Intención. Es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápid@, más joven, más fuerte y con más suerte que tú, y volverás a sentirte insignificante. Tú no eres tus victorias. No existen perdedores en un mundo en el que tod@s compartimos la misma Fuente de energía. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto de ganar es perder.
Ese es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego. Adopta el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, correspóndete con la energía de la Intención e, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras de ellas.
3- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER RAZÓN.
El ego es fuente de conflictos porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la Intención. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura.
Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: "No soy tu esclav@". Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: ¿Que quiero? ¿Ser feliz o tener razón?. Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la Intención.
4.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE SER SUPERIOR.
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos tenemos la misión de cumplir y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás. No valores a l@s demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otros parámetros impuestos por el ego. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad.
5- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER MÁS.
El mantra del ego es "más". Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como si te llegara más de lo que deseas. Cuando estas desapegad@ de esa necesidad, te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfech@ y en paz.
Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas; sin exigir que se te presente nada más. Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio San Francisco de Asís: ... es al dar, cuando recibimos. Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de ti, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.
6- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE IDENTIFICARTE CON TUS LOGROS.
Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros son lo mismo. Eres el observador. Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribúyele todo el mérito a la fuerza de la Intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada. Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros, más conectad@ estarás con las siete caras de la Intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estas consiguiendo tú sol@, es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.