En diversas etapas de la vida, he buscado desarrollar un
lado artístico, el cual de alguna u otra forma, expreso mediante este blog, a
través de “ensuciar” páginas virtuales con pensamientos, meditaciones y
reflexiones. Pero siempre he creído no es suficiente, porque amo la música y la
pintura.
En esa búsqueda, siempre, me ha llamado la atención la
capacidad de grandes artistas de plasmar en un lienzo una gran obra. En alguna
ocasión le pregunté a un pintor o a un escultor sobre su fuente de inspiración,
las respuestas fueron tan variadas, pero una en particular me llamó la
atención. En el caso de la pintura, me comentó, mi único deber es no estorbar
para así, la obra cobre vida, porque ella busca por sí misma nacer.
A algún otro me respondió, basta ver a tu alrededor, hay
inspiración en todos lados bajo el Sol, sólo es necesario estar atento y vivir
con un espíritu de agradecimiento. Algún otro artista me hizo referencia a la
preexistencia de la obra, pero se requería irle dando color, estilo, textura.
Hace unos días vi un paquete donde venía todo lo necesario
para pintar, desde el caballete, los óleos, la paleta y pinceles, pero también
el lienzo en blanco. Pero reflexioné sobre varios aspectos.
La vida es el lienzo en blanco por excelencia y cada uno de
nosotros somos esos artistas, los cuales buscamos realizar la obra maestra de
uno mismo. Siempre está en blanco, siempre se puede iniciar a pintar, el pincel
está en nuestras manos y ese lienzo está esperando para ser utilizado.
El verdadero artista no teme plasmar su ser en el lienzo, el
verdadero ser humano de la misma manera, plasma su ser en su vida, pero más
allá, en la de los demás, le imprime su color, su textura, su olor.
El artista da sentido a su creación, porque es personal, es
suya. El ser humano da sentido a su vida, porque es consciente de su
responsabilidad al tomar las riendas de su destino. Es libre, tiene la opción y
la capacidad de decidir, puede asumir retos y tiene la posibilidad de
trascender, pero más importante, tiene el potencial de amar.
Cuando el artista recibe el lienzo en blanco, inmediatamente
ve reflejado ya una creación, una obra maestra. Cuando el ser humano percibe la
importancia de asumir la responsabilidad de su vida, hará una obra maestra.
En el lienzo terminado, por encima de la destreza del
artista, su estilo, sus trazos, su arte, refleja el amor por su obra. La vida
del ser humano, también reflejará su capacidad de amar, de ser amado y de
perder el miedo a amar, aprenderá a abrir el espacio al amor, a dejarse atrapar
por él, pero también a no dejarlo perder y luchar hasta el final por él.
El amor es la verdadera fuerza capaz de transformar al mundo,
porque ha transformado a quien ama y a quien se deja amar. El amor es la causa
primera del lienzo en blanco, porque en ese lienzo y en esa vida, está el amor
acumulado y brindado en el arte de vivir.
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