domingo, 24 de octubre de 2010

Yo estoy con ustedes…

En esta ocasión, meditaremos el Evangelio del Dormund, del “Domingo mundial de las Misiones” (Mt 28, 16 – 20)
“En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: ‘Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo´”.
El seguimiento de Cristo es una alegría, porque se experimenta el gozo del sentirse escogido, tocado por ese Jesús, contemplando sus ojos llenos de amor. Y como a Pedro que le pregunta, ¿me amas más que estos?
Más que estos, pregunta que taladra el alma, trastoca lo más profundo de nuestro ser, nos motiva, nos reta, nos faculta. Ese es un misterio, el porqué llama a algunos para que compartan y se unan en su vida a Jesús, a tomar parte de la cruz y avanzar con Cristo, como buenos cirineos, facilitando las espaldas.
Ese llamado, conlleva la vocación de ser misioneros, no sólo por el hecho que algunos es su misión principal, sino por el hecho de ser bautizados. Es una labor de irradiar el amor que Cristo nos tiene, que hemos experimentado y que deseamos compartir.
Pero lo más importante, es la seguridad que nos ha dado, el hecho de saber que está todos los días hasta el fin del mundo, con esa convicción es por la cual en este Domingo Mundial de las Misiones, renovamos nuestro compromiso misionero sustentado en la presencia de Cristo que camina con nosotros.
“Pero algunos vacilaban”, esas palabras resuenan en lo más profundo del corazón de muchos jóvenes que han escuchado el llamado del Señor. Qué impresión el comprender la profundidad del llamado de Cristo a su seguimiento radical, a un compromiso de vida.

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