lunes, 4 de octubre de 2010

El que quiera ser perfecto…


Giovanni di Bernardone, como cualquier joven, buscaba su papel en la vida. Gustaba de gastar los bienes de su padre, vivir bien y como él mismo decía, aprovechar la vida al máximo; pero también, era muy dadivoso con las personas más necesitadas.
En ese interés por los más pobres, despreciados y desprotegidos es que va encontrando poco a poco el llamado de Dios a seguirle, a renovar su Iglesia. Es mucho lo que se puede escribir de San Francisco de Asís pero no habría suficiente tiempo y tampoco se le haría justicia.
Lo importante es todo lo que él realizó, pero algo que es apropiado recordar es su oración como corolario de lo que representaba:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el   Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

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