Cuántas veces nos reprochamos por las oportunidades perdidas por nuestra inmadurez, por miedo, angustia, incertidumbre o peor aún, por no saber cómo defender nuestras decisiones fruto de la inconstancia.
El pasado ya fue, lo importante es la realidad actual y darnos cuenta de la importancia del actuar en el presente. Cuando somos conscientes de ello, apreciaremos las segunda oportunidad latente, si aún así la desperdiciamos, existe una tercera, pero en esa, debemos de luchar un poco más.
La tercera oportunidad será la última, eso es un hecho, lo importante es tomarla, porque está de por medio nuestros sueños, nuestros más profundos anhelos y lo más importante nuestra felicidad.
Si sólo tenemos una vida, por qué seguir desperdiciando oportunidades. Siendo honesto, son pocas las veces en donde existirán dos o tres. Si no las tomamos, es injusto echar la culpa a otros por nuestras indecisiones. Si somos infelices es por nuestra responsabilidad.
La vida requiere de aprovechamiento, utilizar el tiempo de forma sabia, ser hombres de carácter y atrevidos. Pero lo más importante, decididos a seguir y respaldar sus decisiones.
Sí hay segundas y terceras oportunidades, lo prudente es no gastarlas, tomarlas y ser felices; asumiendo los costos de ello.
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