En esta oportunidad de este pequeño compartir, buscaremos esas claves del misterio de la vocación cristiana, donde precisamente, comprendamos que el hecho de ser católico implica un llamado, mismo que está destinado a crecer, a madurar y a dar frutos por ser protagonistas dentro del proyecto de Jesús en nuestras vidas. Cada uno, de acuerdo a la vocación a la que Dios le invita, a la vida sacerdotal, religiosa, consagrada, matrimonio, soltería, en fin. Recordemos que la vocación es: “el diálogo entre el Señor que llama y el discípulo que responde” (Mons. Ricardo Ezzati, SBD)
El punto de partida es “la totalidad de la vida está comprendida y significada en los misterios de Cristo” (Cencini). Pero se da, dentro de la fragilidad de la condición humana. Permitiendo demostrar la grandeza de Dios que actúa utilizando nuestra miseria.
Aunque parezca una negación, es una afirmación. Es el sentir de las personas emprendedoras, seguras, firmes, dinámicas para las que el “no”, es una palabra ausente en su vocabulario. Para quienes la única forma de salir adelante es el trabajo arduo, cotidiano, honesto. Para quienes buscan construir y no destruir, dialogar y no confrontar. Para quienes han encontrado la verdadera libertad que sólo es posible si se vive con paz interior.
viernes, 22 de octubre de 2010
El misterio como centro de la vocación cristiana
Un adelanto de mi compartir de mañana:
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