Ya hemos visto en entregas anteriores lo importante de interiorizar nuestra alma, realizar preguntas para taladrar lo más profundo de nuestro ser. Pero ahora, viene un aspecto muy importante, ¿cómo integrar mi yo? ¿Cómo aprender a ser persona?
Ya hemos dado muchos pasos en este camino que buscamos recorrer, el de poseernos verdaderamente o de reapropiarnos de nuestro ser, el ser los protagonistas en nuestra historia personal. El siguiente paso, es integrar los polos que hemos descubierto, sanar, reparar y confrontar esos aspectos trabajados, para conciliar el pasado con el presente y así prospectar el futuro.
Muy bien, nos encontramos con una serie de estaciones en nuestro camino, estaciones que debemos recorrer necesariamente, es un proceso cuyo resultado será nuestra integración.
1° Estación, reconocer y asumir la raíz generadora de dolor. Muchas veces, fuimos víctimas de terceros y creemos incorrectamente nuestra responsabilidad. En otras fuimos agente de dolor, porque pudimos haber ofendido y peor aún a quien amamos. Así el siguiente paso será más sencillo, lo que no es asumido, no es redimido.
2° Estación, reconciliación. Es un paso fundamental porque necesitamos sentir y experimentar el perdón, pero primero debemos hacerlo nosotros, es decir, primero debemos perdonarnos para perdonar y pedir perdón.
3° Estación, la transformación del dolor. El paso natural una vez experimentado el dolor es transformarlo en oportunidad de crecimiento y madurez. Ello porque conoce aquello que le puede limitar o paralizar, lo que permite enfrentarlo.
Una vez realizado este proceso, la integración de la persona para poder realizar sus metas, se convierte en una realidad. Y aquello que era motivo de parálisis, inmovilidad, miedo o dolor, se transforma en una fuerza transformadora y sanadora, perfectamente dominada porque se conoce. La persona aprende a vivir en libertad sin ser su propia esclava o de otros.
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