martes, 26 de octubre de 2010

En busca de la paz interior (III)

En estos días, parece ser lo más complicado poder encontrar la paz interior, hemos dado ya algunos recursos para poder alcanzarla. En esta entrega, continuamos con esa labor, reflexionar sobre lo importante de alcanzar la anhelada paz interior.

Un aspecto fundamental que debemos comprender es, somos seres sociales, vivimos, nos movemos dentro de un mundo. Un mundo salvaje en ocasiones, un mundo voraz, pero también, un mundo de retos y oportunidades.
Cuando somos conscientes de nuestro papel en el mundo, nos damos cuenta de la tarea a desarrollar y en virtud de ello, maduramos. El reto es aprender a actuar del mundo, pero también a mantener una distancia de él. El asumir ello, nos invita a reflexionar el hecho de estar atento a las necesidades del mundo, de nuestros semejantes en la mediad de nuestras posibilidades y aceptar, por otro lado, que hay situaciones en las cuales no podemos intervenir.
Hace unos días, impartí una conferencia y justo me preguntaban qué hacer para alcanzar la paz interior. Yo contesté con un principio, lo puedo resolver en este instante, ocúpate y no preocúpate, sino lo puedo cambiar, paciencia y vida interior. Los místicos decían “ora et labora” (ora y trabaja). Esa expresión resume bien este principio objeto de nuestra búsqueda, en el mundo hay situaciones fuera de nuestro alcance, pero en las cuales tenemos injerencia debemos luchar hasta alcanzar nuestros objetivos.
Fruto del comprender esto, es la serenidad. Serenidad para afrontar los retos de la vida, para poder tomar decisiones sobre la forma en la cual responderemos a los estímulos del mundo y forjar nuestras opiniones y criterios. Serenidad para aprender a vivir en libertad y con la responsabilidad correlativa.
Si asumimos nuestra libertad, aprenderemos a valorar con criterios trascendentes y no con los del mundo, en los cuales nos convertimos en esclavos de las decisiones de otros sobre nosotros y así nunca encontraremos la felicidad.
Sí es una realidad, vivimos en el mundo, pero atentos con ser tan del mundo. Es fundamental conformar el mundo, para aprender a vivir en él.

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