domingo, 26 de mayo de 2013

Misterio de amor

Retomamos nuestro Tiempo Ordinario, pero hoy, recordamos el Misterio de amor en el Domingo de la Trinidad (Jn 16, 12 – 15).
“Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora. Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir.
El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes”.
La Santísima Trinidad representa el Misterio de amor teológico por excelencia. Si bien es misterio porque sobrepasa nuestra capacidad de entendimiento, experimentamos los efectos de la Trinidad, uno de ellos, es su inmenso y eterno amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Tres Personas Distintas, un mismo Dios, una sola sustancia. El Padre Creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Santificador, todos unidos en uno, para así expresar su amor por nosotros.
El Padre nos ha creado por amor en el acto libérrimo por excelencia. El Hijo en otro acto libérrimo ha entregado su vida por nosotros para nuestra salvación y de la unión de ambos, nos dejaron al Espíritu Santo quien nos santifica siempre.
La Trinidad es la expresión más noble y elevada de amor, porque está sustentado en la Verdad, en la eternidad y al final del día, en el misterio de Dios. Desde nuestro Bautismo, se nos otorga una gran dignidad porque gracias a él, se nos concede la inhabitación Trinitaria, la cual se perfeccionará con la Confirmación porque recibiremos la plenitud del Espíritu Santo.
Es Misterio de amor, el cual nos llevará a la plenitud, para así alcanzar la vida en abundancia, la vida eterna. Para así “ser uno”, como ellos son uno.

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