Hace unos días comentaba con un amigo sobre el influjo de
otros sobre nuestra forma de ser, pensar o actuar. Reflexionábamos sobre el
poder de las palabras, lo cual, también expresamos en este espacio. Pero, es
importante reflexionar una realidad, no tomarse las cosas tan en serio o de
forma personal, ahorra tiempo de tu vida, no vale la pena dar tanta importancia
a aquello sin sentido.
La vida se va en un instante como para dejar discurrir el
tiempo de forma irresponsable, tomando en cuenta los actos, palabras u
omisiones de los demás. No hay nada tan personal en la vida como para tomarlo
en cuenta.
Si tomamos las cosas de forma personal, viviremos en una
esclavitud total y absoluta al parecer del otro. Si actúo de determinada manera
lo hizo a propósito para molestarme, para hacerme sentir mal, para humillarme o
menospreciarme, cada quien coloque el adjetivo de su gusto. Pero la realidad no
es así, muchas veces las personas actúan sin atender al otro, sin reflexionar o
meditar, no están elaborando un siniestro plan en contra de nosotros.
En muchas ocasiones, personas me han expresado sobre un
comentario hecho al aire en una reunión de amigos, lo dijo para molestarme,
porque sabe perfecto que es un tema no superado, o me sigue doliendo o tal.
Pero no es así, fue hecho a la liguera sin reflexionar al respecto.
Ahorra tiempo, la vida no gira en torno de cada uno de
nosotros, no somos el centro del universo y como mencioné antes, no hay cosa
tan personal como para sentirnos el vértice del ángulo.
El tomar las cosas tan personales es un reflejo de un gran
egoísmo y soberbia, porque todo debe ser como nosotros pensamos y esperamos.
Aprender a vivir libremente requiere el aceptar al otro como es, tomando
conciencia de la libertad del otro al actuar o de no hacerlo, de pensar o
decir. Ahorra tiempo y vive más buscando el encuentro del otro y con el otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario