jueves, 2 de febrero de 2012

La vida en un libro

Hace unos días reflexionábamos sobre uno de nuestros hobbies, la lectura. Los libros reflejan un poco nuestra forma de ser, nuestra actitud hacia ciertos aspectos y la forma en la cual vemos la vida.
Elegimos nuestras lecturas según la apariencia de las portadas, en muchas ocasiones nos llevamos grandes decepciones, porque el arte de las carátulas es brillante y atractivo, pero el contenido es paupérrimo.
En otras, vamos un poco más y leemos la contraportada, donde damos un paso adelante para ver más allá de las simple imagen. Buscamos contenido y fondo. Ahí hacemos un juicio un poco más inteligente.
Cuando pasamos por encima de las anteriores, analizamos el prólogo, pero podemos correr el riesgo de tener miedo a querer pasar de él, porque nos gusta, nos sentimos cómodos y nos estancamos porque lo conocemos.
Si nos arriesgamos, pasamos capítulo por capítulo, hoja por hoja disfrutando el momento y las circunstancias. Es cuando tenemos duda del final y no queremos porque se acaba y muchas veces no sabemos terminar.
Lo más maduro es cuando disfrutamos el libro, cada página, párrafo, frase, enunciado, palabra, porque es única e irrepetible. Hacemos juicios verdaderos de valor una vez dada la oportunidad de leer y conocer.
Así aprendemos a ver la vida en un libro, por tanto, aprender a valorar cada instante y lo más importante a cada persona. La Madre Teresa de Calcuta decía: “no podemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz”.

No hay comentarios: