La vida del hombre transcurre entre luces y sombras, en la mayoría de las ocasiones entre claroscuros. Para muchos, cambia la perspectiva hacia la vida, porque una persona optimista verá más luz que oscuridad; una negativa, la verá negra, sin luz.
Cuando aprendemos a cambiar nuestra perspectiva aprendemos a valorar la luz al final del túnel. Porque es una regla, cuando más oscuro parece estar, es porque ya llega la luz.
En nuestra vida siempre existe una pequeña luz, por minúscula e insignificante, la cual permite reorientar el camino cuando lo perdimos por estar limitados de luminosidad. Ahí comienza un rayo, el cual nos brinca paz y esperanza porque todo estará bien.
Por tanto, es importante aprender a vivir con claroscuros, pero recordar ver sólo la luz, porque será nuestra capacidad de aprender de nuestros errores, de volver a empezar y que todo estará bien.
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