Estamos a punto de iniciar la Cuaresma un tiempo precioso para unirnos a Cristo, en este VII Domingo Ordinario (Mc 2, 1 – 12), se nos invita a abrir nuevos huecos.
“Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados".Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: "¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: "¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate, toma tu camilla y camina'?Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto nada igual””.
Al contemplar y meditar los pasajes evangélicos me gusta situarme en el contexto, en imaginar todo el escenario y la expectación de las personas por ver a Jesús.
Cuánta sería la fe en el paralítico y sus amigos en Jesús, porque les llevó incluso a abrir el techo para poder acercarse a Él y tocarlo. Sabían perfectamente en su corazón, la única cura era ver a Cristo, pedirle un milagro.
Jesús se admiró porque los hombres mostraron rasgos escasos en nuestros días, tenacidad, decisión, pasión, solidaridad y también mucho ingenio. Se dieron cuenta los cuatro hombres de la necesidad de abrir nuevos huecos.
Así es el caminar espiritual, debemos ser tenaces, para buscar nuevas formas de difundir la buena nueva, para dar el mensaje de Cristo y eludir las tentaciones. La tenacidad elimina temores y respetos humanos.
La decisión, representa la certeza en buscar realizar las cosas, es reflejo de una persona con una férrea voluntad. La pasión propia de un hombre de altos ideales, de bases sólidas y de valores. Solidaridad es buscar el bien del otro respetando su condición, porque es trabajar hombro con hombro para alcanzar un objetivo en común.
El ingenio será reflejo de buscar nuevos espacios, de abrir nuevos huecos para innovar, para buscar salir adelante y para así lograr crecer y madurar.
La invitación es muy clara, Cristo nos reta a vencernos a nosotros mismos, a dar lo mejor en cada circunstancia, pero lo más importante, a creer en Él, pero también en creer en aquél quien ha vencido al mundo y con Él todo lo podremos lograr. Por eso nos pide dejar nuestra camilla y nuestra parálisis para darle un sí rotundo y eterno, porque sabemos perfectamente en quien creemos.
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