lunes, 19 de diciembre de 2011

No hay nada imposible

Quisimos retomar con cierta reserva nuestras reflexiones dominicales, nos integramos al gozo de la expectación del IV Domingo de Adviento (Lc 1, 26 – 38):
“En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó”.
Contemplamos la Anunciación, uno de los más grandes misterios Marianos, el Ángel Gabriel le anuncia a María sobre otro misterio, la Encarnación. María no dudó por el contrario, con una gran humildad pregunta porque no comprendió el saludo de Gabriel.
María no le interesa la opinión de terceros, de su familia, comunidad o amigos, porque ella y José habían consagrado su virginidad, la única forma viable de vivir su vida era de cara a Dios.
En el Evangelio nos recuerda una frase, la cual debe servir de aliento para los momentos de la tormenta, “para Dios no hay nada imposible”.

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