viernes, 6 de mayo de 2011

¿Crimen organizado?

Es una paradoja el escuchar el término crimen organizado, porque ello refleja la desorganización del Gobierno para hacer frente a ese mal. El mensaje de Felipe Calderón reflejó nuevamente su poca tolerancia, su incapacidad para aceptar críticas e hizo patente su nula capacidad de escucha.
Los actores políticos responsables de la dirección del Gobierno, creen erróneamente, en su cerrazón y necedad, que el llamado de la sociedad civil es no hacer frente a los delincuentes, negociar o dejarlos actuar impunemente, nada más alejado de la realidad. El clamor versa sobre el cambio de la estrategia, porque la actual ha demostrado su ineficiencia.
El problema no es armar a las policías, dejar o sacar a las Fuerzas Armadas a las calles, colocar retenes, es mucho más complejo, más profundo, pero la estupidez de algunos no quieren abrir los ojos a la realidad, el meollo del asunto es la descomposición del tejido social. Los jóvenes entre 17 y 22 años son, utilizando una expresión inapropiada, carne de cañón; porque no encuentran las oportunidades necesarias, no hay espacios para ellos ni culturalmente, ni educativa, ni deportivamente. En muchos extractos de la población se convierten en criminales en potencia.
¿Por qué esa reacción de Felipe Calderón frente a la marcha por la paz? ¿Por qué el miedo del Gobierno a las expresiones populares, las cuales reflejan el sentir popular? Ese es el resultado de la famosa guerra contra la delincuencia.
Las balas, armas no serán suficientes para anular al llamado crimen organizado, la estrategia debe ser integral, la cual debe tener varias aristas, como lo son la educación de calidad, no la de quinta de este país, la cual es rehén de un gremio nefasto, corrupto y podrido, aunque claro hay sus excepciones. Salud, la cual se encargue de dar una verdadera orientación en la raíz del tejido social, la familia. Cultura, para ofrecer espacios de sano esparcimiento, en fin entre otras cosas.
Los necios y obtusos, defensores de una estrategia sin pies ni cabeza insisten sobre la rectitud del camino, sobre el éxito de la misma, pero cómo pueden afirmar con tal vehemencia y decir que todas las víctimas son colaterales, necesarias para detener a los captores del país.
Los mexicanos esperamos un verdadero cambio en la estrategia contra el crimen, pero es necesaria la claridad del punto, no es retirar a las fuerzas del orden, no es no hacer nada, no es negociar, es reestructurar, salvar el tejido social y así lograr establecer el imperio del Estado de Derecho. Nos unimos al llamado de muchos mexicanos, ¡ya basta!

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