sábado, 19 de marzo de 2011

Era un hombre bueno

Hoy celebramos la fiesta de un gran hombre, San José, Patrón de la Iglesia Católica. Poco sabemos sobre él, sólo la línea del Evangelio, “era un hombre bueno”. Pero ese hombre bueno se convirtió en un modelo para el camino de la santidad porque es ejemplar la forma en la cual cumplió su misión y comprender que el centro era Jesús y no él.
Carpintero de profesión, de gran corazón, fue moldeando la parte humana de su hijo putativo, le hizo madurar, le enseñó una profesión con gran amor y dedicación. Fue su soporte durante muchos años, me imagino cómo enseñaba a Jesús a caminar, a comer, seguramente de cambiaba los pañales y como buen padre, seguro también le reprendía ocasionalmente.
José tenía todo el derecho de escribir un Evangelio o al menos una Epístola, porque nadie mejor para hablar sobre su hijo. Pudo haber encabezado una revuelta para tomar Jerusalén y así “facilitar” la misión de Jesús, pero no lo hizo. José prefirió mantenerse un paso atrás de Jesús, en una discreta posición.
Pienso en tantos y tantos San José modernos, los cuales orientan, encaminan, guían, acompañan, instruyen, educan y forman, A ellos quienes les toca la difícil misión de ser papás. A ellos también se les atribuye ser hombres buenos.

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