Aunque parezca una negación, es una afirmación. Es el sentir de las personas emprendedoras, seguras, firmes, dinámicas para las que el “no”, es una palabra ausente en su vocabulario. Para quienes la única forma de salir adelante es el trabajo arduo, cotidiano, honesto. Para quienes buscan construir y no destruir, dialogar y no confrontar. Para quienes han encontrado la verdadera libertad que sólo es posible si se vive con paz interior.
martes, 29 de enero de 2013
lunes, 28 de enero de 2013
Vivir por nosotros mismos
Hemos llegado al final de nuestra serie sobre las
bienaventuranzas, descubrimos el camino de Jesús para la felicidad y la vida en
plenitud. Son ocho actitudes las cuales nos permitirán lograr incursionarnos en
el arte de vivir.
Recorrimos paso a paso las ocho enseñanzas de Jesús, cada
una me presentó la fórmula a seguir para vivir de acuerdo al proyecto de Jesús
en mi vida, pero, también necesita la mi voluntad y así vivir en verdadera
libertad. Vivir de acuerdo a mí, porque así es mi decisión.
La óctupla de la felicidad me obliga a asumir aspectos
oscuros de mi vida, para darles luz, permitirles tener sentido. Ello me motiva
a no huir de mi realidad, porque si lo hago me perderé y nunca me encontraré a
mí mismo. Confronto mi realidad, con las tres perspectivas erróneas, con la
imagen la cual se han hecho los demás, la mía y la verdadera; para así lograr
una sola, la real.
Así la vida cobra una nueva dimensión de paz frente a
cualquier situación externa e interna, porque la vida no es tan superficial
para hacerla parecer sencilla. Vivir es un arte, requiere perfeccionamiento,
eso también lo demuestra las bienaventuranzas como sendero para lograr plasmar
una gran obra de arte.
Jesús culmina con una novena bienaventuranza, la cual se
ofrece para quienes han comprendido el arte de vivir: “bienaventurados ustedes,
cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a
causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran
recompensa en el cielo”.
El reto por tanto será, vivir por nosotros mismos y no ser
vividos por otros, entonces tendremos una vida y felicidad plena.
viernes, 25 de enero de 2013
jueves, 24 de enero de 2013
Una última partida de naipes juega su último as
En muchas ocasiones en nuestra vida debemos “jugárnosla”,
porque de una buena partida dependen muchas cosas, ya sea en el mundo laboral,
académico, personal, deportivo, pero en la mayoría de los casos en el amor.
Nuestras cartas generalmente vienen al azar, en muchas
partidas tenemos las mejores, donde de mano tenemos al menos un par, en los
cambios vienen mejores y podemos armar mejores juegos, incluso llegar a la “flor
imperial”.
En otras, los naipes son totalmente desfavorables, aún con
el cambio, la baraja sigue siendo adversa, ni un par sale, pero como buenos
jugadores y apostadores, no abandonamos la partida y “blofeamos” un rato, con
el riesgo de perder. Pero en una de esas nos sale y ganamos la mano.
Aún con el riesgo de la partida seguimos adelante, cuando
vamos abajo, podemos perder la esperanza y en ocasiones abandonar todo. Cuando la
oscuridad es más intensa, nuestros peores temores salen a flote, corremos,
buscamos ayuda, a veces no la encontramos, pero generalmente siempre hay quien
nos asiste.
La vida como las cartas, deben seguir adelante, aprendemos a
jugar con nuestras cartas, pero con el tiempo lo vamos haciendo de la mejor
manera. Todo en nuestro caminar es riesgos, decisiones, pero también
satisfacciones.
Ante la duda, apostar siempre por el éxito y arriesgarnos,
porque la grandeza de las personas se mide en su capacidad de resolver
dificultades y afrontar las adversidades, pero agregado a ello, sin perder su
paz interior.
Como en los juegos de cartas, el mejor jugador será quien aprovecha
su mano al máximo, pero lo más importante en una última partida de naipes juega
su último as. Si gana es afortunado, pero si no, queda con su frente en alto,
porque como buen jugador, del gran juego llamado vida, arriesgó, jugó y aunque
pudiera parecer derrotado, ganó perdiendo con la frente en alto. Venció sus
propios miedos porque después de la oscuridad vio la luz.
miércoles, 23 de enero de 2013
Calma, primero infórmate
Hoy ha sido la noticia de “ocho columnas” el amparo otorgado
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la ciudadana francesa Florence
Cassez. Ello gracias a la brillante ponencia de la Ministra Olga Sánchez
Cordero.
A raíz de ello, se ha desatado una ola de críticas
infundadas y como es natural en estos casos, sin fundamento o conocimiento de
causa. El otorgamiento del amparo a la ciudadana Cassez no fue por los crímenes
imputados sino por el proceso realizado en su caso.
A pesar de todas las opiniones, es necesario comprender el
meollo del caso. Los Ministros de la Corte no se expresaron por la inocencia o
culpabilidad, no la absolvieron de los delitos, sino se concedió el amparo por
el proceso irregular seguido en contra de Cassez, es decir, durante su proceso
penal se comprobó la violación de los derechos humanos y se puso de manifiesto
la incompetencia de quienes deben presentar las pruebas correspondientes.
Si alguien debe buscarse como culpable de la resolución de
la Corte, es a los montajes realizados para buscar “impartir” justicia y
demostrar capacidad de resolución de delitos. A la incompetencia de los
Ministerios Públicos quienes carecen de recursos para presentar pruebas a los
jueces y obvio su nula experiencia probatoria en los casos a su cargo. Pero lo
más grave, debe modificarse como factor probatorio los dichos por la autoridad encargada
de denunciar y presentar a los presuntos criminales.
Florence Cassez representa el verdadero problema de la
impartición de justicia, la suposición propia consagrado en los principios
generales del derecho y el cual debiera regir el Derecho Penal, se debe
privilegiar la presunción de inocencia hasta probar lo contrario.
Ello implica por tanto transformar el sistema de impartición
de justicia, donde se busque realmente llevar a cabo labores de investigación
apropiadas y toda una serie de elementos, los cuales un experto debe opinar
sobre ellos.
También como conclusión podemos afirmar, calma, primero
infórmate y ahora sí expresa opiniones. El asunto de Cassez va más allá de su
simple otorgamiento del amparo, sino de los vicios de los procesos penales en
México.
martes, 22 de enero de 2013
domingo, 20 de enero de 2013
Un buen vino
El Tiempo Ordinario comienza su marcha, estamos en el II
Domingo (Jn 3, 1 – 11) y María
nos muestra su influencia sobre su Hijo.
“Tres días
después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba
allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la
madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió:
"Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía".
Pero su madre
dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". Había allí
seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos,
que contenían unos cien litros cada una.
Jesús dijo a
los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta
el borde. "Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete".
Así lo hicieron.
El encargado
probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los
sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: "Siempre
se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de
inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este
momento".
Este fue el
primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su
gloria, y sus discípulos creyeron en él”.
Juan en su Evangelio, es muy puntual con varios detalles de
la vida de Jesús, si bien, no es de los sinópticos, sino está marcado por el
buscar detallar los signos de Jesús a lo largo de su narración. Tampoco es
biográfico, ninguno de los otros lo es, pero relata aspectos muy específicos
como las bodas de Caná.
En el pasaje, se relata, el primer milagro de Jesús
realizado por la intercesión de María, quien como buena madre, preocupada por sus
anfitriones al ver la escases de vino.
María pudiera hacerse suyo el título de nuestro blog, porque
Jesús al principio le dice “mi hora no ha llegado”; en cierto momento, María
pensaría, “no, no cómo no”. Entonces toma las cosas en sus manos y les dice a
los sirvientes, “hagan todo lo que Él les diga”, eso es mostrarnos el camino,
el abandonarnos a la fe en su Hijo quien fue capaz de lograr un milagro “sencillo”,
cuando más logrará en nuestra vida.
Si estamos hablando del Evangelio de Juan, es necesario,
atender a los signos, como es el vino. Para la cultura judía, es signo de
alegría entonces se invitaba a todos a compartir de la alegría, en este caso,
de la boda.
Por ese milagro, acompañado de ese signo, los discípulos
creyeron en Él. Si hoy hablamos de la alegría, esa debe ser una señal propia
para reconocer a un católico, su capacidad de dar alegría a los demás.
El llamado de Jesús es claro a ser un buen vino.
miércoles, 16 de enero de 2013
martes, 15 de enero de 2013
lunes, 14 de enero de 2013
Los retos me obligan y orientan a estar a la altura de ellos
Estamos por concluir nuestra serie de las bienaventuranzas
como camino a la felicidad. Hemos llevado paso a paso el compartir de las siete
anteriores, ahora a punto de cerrar, entregamos la octava: “bienaventurados los
que sufren por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.
En el mundo impera una necesidad de justicia, muchas
personas claman por ella, en todos los ambientes, en todas las circunstancias,
pero es una realidad, muy pocos están dispuestos a arriesgarse por buscar o
clamar por la justicia.
La injusticia se sufre aún en cosas insignificantes, incluso
a quienes piensan diferente, quienes son de un modo de ser particular o quienes
se han visto en necesidad de ocultarse. En todas las épocas están los poderosos
quienes marginan a los más débiles.
El llamado al cristiano es a no permanecer indiferentes al
sufrimiento ajeno, no sólo ocuparnos sino preocuparnos. Porque el ideal será
hacer sentir a todos como en casa. Hoy se busca con mayor frecuencia a personas
quienes estén dispuestos a cambiar el mundo luchando por la justicia, pero el
inicio es contigo mismo, tu alrededor inmediato y luego el mundo.
Hemos insistido mucho en el camino de la bienaventuranza,
pero también nos permiten salir de nosotros mismos para ir al encuentro del
otro y eso me hace plenamente feliz. Brota desde lo más profundo de mi ser la
necesidad de buscar la belleza del mundo y eso me da valor para luchar por lo
justo.
Jesús alaba por otro lado a quien es perseguido a causa de
la justicia, ello no es nada placentero, pero esa persecución nos lleva a ser
nosotros mismos. La valentía se manifestará en defender nuestros propios
ideales, pero también expresa nuestra libertad interior. Quien no se mantiene
firme a sus convicciones es un cobarde y se vuelve manipulable, pero más aún,
se vuelve esclavo.
Quien lucha por la justicia se vuelve incómodo, pero serán
felices, porque aún cuando perciben la hostilidad, están en perfecta paz consigo
mismo. Uno de los Padres de la Iglesia señala, la persecución es oportunidad
para descubrir y desarrollar nuestras capacidades. Todos los retos me obligan y
orientan a estar a la altura de ellos.
La promesa de felicidad de Jesús es el reino de los cielos,
de la misma forma a quienes son pobres de espíritu porque son libres, porque
han encontrado en Dios su motivo se ser, su centro y razón de existir.
Cuando asumo el señorío de Dios, cuando de verdad reina en
nosotros, somos libres y nadie tendrá poder sobre mí. Entonces soy plenamente
feliz.
domingo, 13 de enero de 2013
La marca del Bautismo
Comenzamos propiamente el Tiempo Ordinario con una
celebración muy importante, el Bautismo del Señor (Lc 3, 15 – 16. 21 – 22).
“Cuando el
pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el
Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero
viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la
correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Todo el pueblo
se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se
abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como
una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo muy
querido, en quien tengo puesta toda mi predilección””.
La fiesta del Bautismo del Señor, nos lleva necesariamente a
realizar un pequeño alto para valor el sacramento en toda su dimensión. El
Bautismo nos regala la paternidad de Dios, porque gracias a él, nos podemos
llamar hijos de Dios. Pero más aún, somos consagrados como profeta, sacerdote y
rey.
La marca del Bautismo nos brinda un elemento muy especial,
los teólogos le llaman la “inhabitación Trinitaria”, es decir, la presencia
real en nosotros de la Santísima Trinidad a imitación del Bautismo de Jesús.
La epifanía demostrada en el Bautismo del Señor, nos permite
vislumbrar nuestro propio Bautismo. Jesús siendo el mismo Hijo de Dios deja
bautizarse por el Bautista, no tenía por qué, pero lo hizo, para agradar a su
Padre.
En nuestro Bautismo, la Trinidad llega para habitar en
nosotros para siempre y las palabras del Padre, las repite para nosotros, “tú
eres mi hijo muy querido”. Esa es la dignidad para celebrar hoy, nuestra
filiación divina, de ese momento en adelante nunca estaremos solos, el amor de
Dios expresado en la Trinidad estará de ese momento a la eternidad.
Gran regalo recibimos, la marca del Bautismo, la cual está
tatuada por amor.
sábado, 12 de enero de 2013
El lienzo en blanco
En diversas etapas de la vida, he buscado desarrollar un
lado artístico, el cual de alguna u otra forma, expreso mediante este blog, a
través de “ensuciar” páginas virtuales con pensamientos, meditaciones y
reflexiones. Pero siempre he creído no es suficiente, porque amo la música y la
pintura.
En esa búsqueda, siempre, me ha llamado la atención la
capacidad de grandes artistas de plasmar en un lienzo una gran obra. En alguna
ocasión le pregunté a un pintor o a un escultor sobre su fuente de inspiración,
las respuestas fueron tan variadas, pero una en particular me llamó la
atención. En el caso de la pintura, me comentó, mi único deber es no estorbar
para así, la obra cobre vida, porque ella busca por sí misma nacer.
A algún otro me respondió, basta ver a tu alrededor, hay
inspiración en todos lados bajo el Sol, sólo es necesario estar atento y vivir
con un espíritu de agradecimiento. Algún otro artista me hizo referencia a la
preexistencia de la obra, pero se requería irle dando color, estilo, textura.
Hace unos días vi un paquete donde venía todo lo necesario
para pintar, desde el caballete, los óleos, la paleta y pinceles, pero también
el lienzo en blanco. Pero reflexioné sobre varios aspectos.
La vida es el lienzo en blanco por excelencia y cada uno de
nosotros somos esos artistas, los cuales buscamos realizar la obra maestra de
uno mismo. Siempre está en blanco, siempre se puede iniciar a pintar, el pincel
está en nuestras manos y ese lienzo está esperando para ser utilizado.
El verdadero artista no teme plasmar su ser en el lienzo, el
verdadero ser humano de la misma manera, plasma su ser en su vida, pero más
allá, en la de los demás, le imprime su color, su textura, su olor.
El artista da sentido a su creación, porque es personal, es
suya. El ser humano da sentido a su vida, porque es consciente de su
responsabilidad al tomar las riendas de su destino. Es libre, tiene la opción y
la capacidad de decidir, puede asumir retos y tiene la posibilidad de
trascender, pero más importante, tiene el potencial de amar.
Cuando el artista recibe el lienzo en blanco, inmediatamente
ve reflejado ya una creación, una obra maestra. Cuando el ser humano percibe la
importancia de asumir la responsabilidad de su vida, hará una obra maestra.
En el lienzo terminado, por encima de la destreza del
artista, su estilo, sus trazos, su arte, refleja el amor por su obra. La vida
del ser humano, también reflejará su capacidad de amar, de ser amado y de
perder el miedo a amar, aprenderá a abrir el espacio al amor, a dejarse atrapar
por él, pero también a no dejarlo perder y luchar hasta el final por él.
El amor es la verdadera fuerza capaz de transformar al mundo,
porque ha transformado a quien ama y a quien se deja amar. El amor es la causa
primera del lienzo en blanco, porque en ese lienzo y en esa vida, está el amor
acumulado y brindado en el arte de vivir.
viernes, 11 de enero de 2013
jueves, 10 de enero de 2013
La armonía superior
Nuestro caminar por las bienaventuranzas nos ha llevado a
comprender muchos aspectos de nosotros mismos. Hemos confrontado dolores
profundos para lograr dar vida al ser quien buscamos ser. Ahora avanzaremos en
nuestro proceso, en esta entrega: “bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios”.
El anhelo más profundo del hombre es la paz, hoy tenemos 16
países a lo largo y ancho del planeta en guerra. Cuanto menos se tiene la paz,
más se busca, pero no sólo la paz hacia el exterior, sino al interior.
La violencia se vive en todos los niveles, tanto en la
esfera política, social, cultural, pero también religiosa, los autores clásicos
le llaman “choque de civilizaciones”. Por su parte, un grupo catastrofista
apuesta por un futuro donde la única constante sea la guerra.
Pero también, en nuestro microcosmos, cada persona tiene un
conflicto interior de diversa índole, por su trabajo, por la falta del mismo,
por la familia, en fin, cada uno sabe. Pero lo más deseado es alcanzar la paz
interior. Por eso también, buscamos acercarnos a personas quienes sean capaces
de irradiar paz, porque luchan por la reconciliación, no juzgan, no condenan,
acogen, reciben, aman.
Esta bienaventuranza va directo a lo más profundo de nuestro
corazón, porque habla a quienes están dispuestos a trabajar por la paz, a
quienes van a reconciliar a quienes están en disputa, a privilegiar diálogo.
Para lograr ese ideal, primero necesitamos estar en paz con
uno mismo, una frase define ese proceso, hacer la “paz con nuestro adversario
interior”, pero más allá, respetarlo, para así lograr unir esfuerzas y avanzar.
Entonces una vez logrado ello, aprenderemos a convertir a los enemigos en
amigos.
Así eliminaremos los “signos de muerte” en nosotros y en
nuestro alrededor, porque así me libero de todo cuanto estorbo hay dentro de
mí. Así llegamos al ideal, porque quien puede resolver sus conflictos internos
logra la armonía superior, participa de Dios, porque Él mismo es uno consigo
mismo. El hombre por tanto será uno consigo mismo, sin división, ni conflicto.
Quien está en perfecta armonía consigo mismo, logra la paz
interior y así puede ir en busca de la paz, puede trabajar para lograr
instaurar la paz en su alrededor, pero sólo si parte de sí. Al ir en pro del
prójimo, logra la felicidad plena.
Esa felicidad en plenitud, se logra porque al buscar la paz,
perfeccionamos nuestra filiación divina. Pero al vivir como hijos, no como
niños, sino como adultos quienes buscan instaurar la paz de Dios. Entonces se
refuerza mi paz interior, porque soy conciente de mi condición humana, cobro
conciencia de mi ser y así vivo en armonía con mi entorno. La paz sólo se
construye con amor.
miércoles, 9 de enero de 2013
Como veo a los otros
Hemos recorrido paso a paso las bienaventuranzas, ya casi
terminamos de hacer comentarios al respecto, con el único objetivo de cobrar
conciencia de su importancia porque es camino a la felicidad. En esta entrega: “bienaventurados
los limpios de corazón, porque verán a Dios”.
Uno de los grandes valores de los hombres es la confianza,
porque ello permite poder entablar relaciones sinceras, verdaderas. Hoy
desconfiamos de quien se nos acerca porque tememos vengan con segundas
intensiones. Pero más allá, ello refleja el modo como veo a los otros es como
me veo a mi mismo.
En el mundo moderno, muchas personas buscan ser serviciales
con una doble intensión, para ver las ventajas a obtener, reduciendo las
relaciones interpersonales a un mero sentido utilitarista. Incluso no creemos
en la palabra del otro, porque buscamos otro sentido, o lo no dicho.
Incluso en el mundo de la caridad, se ha reducido todo a un
nuevo principio, haz el bien y cuéntalo o publícalo para darlo a conocer a
todos y así exaltar tu nombre o reputación.
Hoy aspiramos y buscamos la pureza y la claridad de
convicciones, para así poder confiar y vivir en la verdad. Anhelamos la pureza
de corazón. Jesús nos ve tal cual somos y su invitación es clara, a librarnos
de segundas intensiones. El primer paso para acercarnos y ver a Dios es tener
un corazón puro.
El corazón puro no está enturbiado, no se menos precia, no
condena, porque para ello es necesario confrontar nuestras pasiones, pero
necesitamos conocerlas. El corazón puro es senillo, limpio y claro, habla
siempre con verdad, dice lo que dice y no juzga los demás.
Para ello debemos pedirle a Jesús desde el fondo de nuestro
corazón en una oración humilde por la transformación. Si vemos en la escritura,
el pasaje evangélico de la Transfiguración nos permite comprender el proceso. Jesús
en su oración se transfigura, nosotros en la oración ponemos nuestro ser bajo
la mirada amorosa del Padre, quien trae la luz a mi vida.
Cuando Dios ilumina mi oscuridad, es capaz de encontrar la
autenticidad, se ser puros, de ser transparentes porque estamos en perfecta
sintonía con nosotros mismos. La felicidad prometida es la de ver a Dios.
Por tanto, lo más alto a lo cual el hombre puede aspirar, es
hacerse uno con Dios.
martes, 8 de enero de 2013
lunes, 7 de enero de 2013
El PAN se hace migajas
A lo largo de los días anteriores el Partido Acción Nacional
ha enfrentado severas crisis al interior del mismo, 12 años perdidos cobran la
factura y hacen dudar sobre el liderazgo del partido hacia el futuro, incluso
en su supervivencia.
El verdadero problema de Acción Nacional fue alejarse de los
principios básicos de sus fundadores, de los ideales de Gómez Morín o Preciado
Hernández, para convertirse en un partido de advenedizos, oportunistas y sinvergüenzas,
promotores de una doble moral.
Para sumar a sus problemas, el Pan se hace migajas, porque
en su último censo, perdió poco más del 80% de sus miembros, entre militantes,
adherentes y simpatizantes. Estados donde más causaron bajas fueron San Luis
Potosí, Estado de México, Chihuahua y su bastión, Jalisco.
Personajes quienes fueron clave para su victoria en el 2000
salieron de sus filas, como Vicente Fox, afirmando salirse por cuestiones de
principios y de integridad. Aunque siendo honestos realmente nunca fue panista.
Otros notables por mencionar algunos son: María Asunción Aramburuzabala Larregui, Lorenzo Servitje Sendra y Manuel
Arango Arias. Irónicamente, Diego Hildebrando Zavala Gómez, tampoco refrendó su
militancia.
Los números son
contundentes, tiene el blanquiazul un padrón de 368 mil militantes, de los
cuales 205 mil son activos y 163 mil son adherentes. Ello refleja el grado de
aprobación de su gestión federal de los pasados 12 años.
Lo anterior es
lamentable, porque se necesita una derecha sólida, bien estructurada, capaz de
atender los retos del país. Pero también, para lograr establecer una verdadera
democracia sólida con contendientes quienes representen una visión viable y
responsable de país. Nos falta mucho, pero necesitamos caminar juntos.
viernes, 4 de enero de 2013
Ser misericordioso con uno mismo
Retomamos nuestra serie de las Bienaventuranzas, las cuales
se transforman en un camino para la verdadera felicidad. En la presente
entrega, tenemos la quinta, “bienaventurados los misericordiosos, porque
alcanzarán misericordia”.
En el mundo postmoderno, se busca darle un valor al hombre
en medida de su poder adquisitivo, de las marcas o de su capacidad de venderse.
En ese mundo quedan fuera quienes no dan o aportan a la sociedad desde el punto
de vista económico, no cuenta la persona.
Hoy quienes buscan ser misericordiosos quedan excluidos, la
compasión se ven como debilidades. El sufrimiento es un lastre. Como en una
sociedad darwiniana, sólo sobrevivirá el más apto. En ese mundo frío, hay un
fuerte anhelo de recobrar el sentido de la dignidad humana, de ser
misericordiosos.
Jesús con sus palabras mueve la conciencia y los corazones
de quienes le escuchan, porque habla de misericordia, porque hace hincapié en
una relación importantísima, nuestra forma de actuar y la forma en la cual nos
percibimos nosotros mismos.
Es un hecho, no podemos ser misericordiosos si no comenzamos
por nosotros. Se puede hacer un comparativo con las expresiones psicológicas
sobre los niños heridos. Ellos afirman un elemento olvidado por nosotros, cada
uno arrastra o conlleva heridas, las cuales han recibido poca atención,
requieren atenderlas con amor, para ayudar al niño herido a sanar. Es entonces
cuando puede madurar y llegar a su plenitud. Pero sólo se logra si uno es
misericordioso consigo mismo, se tiene paciencia y se tiene amor.
Los griegos también hablan de “entrañas”, donde se
encuentran los sentimientos vulnerables. Quien es capaz de enfrentarlos y se
pone en paz con ellos hace posible el genera la misericordia, ello da vida y
eso se transmite a los demás. Una persona quien es inmisericorde, no da vida,
se cierra, se pierde en su humanidad, con un corazón de piedra.
Los griegos mencionan otra acepción, “compasivo”, ella es
una altísima forma de caridad. El ser compasivo es ser empático, porque soy
capaz de hacerme como el otro, de buscar experimentar el sentir del otro.
Jesús nos habla de ir más allá, porque establece una nueva
relación de amor, Él es misericordioso con todos con quienes se acercan, porque
están sedientos de experimentar su cercanía. Jesús no juzga, ama, busca
establecer una comunión con quien se acerca.
Los mandamientos no deben esclavizarnos, tienen un sentido,
porque deben ser una respuesta de amor. Entonces comprendemos la norma suprema,
el amor, porque cuando alguien ama es misericordioso, es compasivo, vive y deja
vivir.
Ser misericordiosos con uno mismo permite experimentar la
misericordia de Dios y así a su vez, serlo con los demás, nos deja libres de
juicios absurdos e injustos con los demás, pero también con uno mismo.
La promesa de felicidad de Cristo es, “porque alcanzarán
misericordia”. Gran dicha el poder tener la certeza de contar con esa
misericordia, del poder recibir un corazón como el de Dios, lleno de amor.
jueves, 3 de enero de 2013
Tres árboles
A petición de ustedes, con mucho gusto comparto la anécdota
de los tres árboles, la cual relatamos en el programa del Pulso de la Fe de mi
querido amigo Roberto O´Farrill.
En un poblado, fueron plantados tres árboles, ellos desde
pequeños, tenían sueños muy grandes, cada uno a su forma buscaba ser el árbol
más importante del mundo.
Cada uno fue creciendo y desarrollándose, cada uno seguía
con sus ideales, los cuales les alimentaban las ganas de seguir creciendo y preparándose.
Todos tenían sueños diversos.
El primer árbol soñaba con ser el cofre del tesoro más
valioso del mundo, porque estaría forrado de los mejores materiales, eso le
motivaba mucho. Se veía a sí mismo recubierto de oro, de seda o de otros más
valiosos. Se imaginaba como la posesión más valiosa del mundo.
El segundo árbol, para sí pensaba convertirse en el navío
más poderoso, el cual surcaría los ríos, mares y océanos. Sería la nave
insignia de la flota más importante del mundo, en él estaría un rey fuerte y
digno de respeto y veneración.
El tercer árbol buscaba convertirse en el más importante del
mundo, el más fuerte, poderoso, el cual sería referencia para todo el mundo y
todo quien lo viera, doblara la cabeza.
Así pasó el tiempo, cada uno creció, hasta un día cuando
llegaron los leñadores. Al primero fue enviado al aserradero, donde se terminó
por convertir en una caja de lo más simple, sin adorno alguno, sin tratamiento de
ninguna especie. Aquél cuyo sueño era convertirse en un cofre de un gran
tesoro, se convirtió en un lugar donde los animales de una cueva comían. El
pobre árbol estaba inconsolable.
El segundo árbol, vio la suerte del primero y pensaba, a mí
no me pasará lo mismo. Llegó el tiempo en el cual unos pescadores lo cortaron,
de ahí empezaron a preparar una barcaza, la cual fue la más simple y pobre, en
ella esos pescadores todos los días lanzaban sus redes. La suerte estaba
echada, el árbol se convirtió en una pobre lanchita llena de huecos. No podía
tener peor destino.
El tercer árbol se encontró con su destino, no podía dar
crédito al hecho, lo estaban cortando, él quien había crecido en la cima de una
colina y era referente de la comunidad, era talado. Lo convirtieron en un par
de trozos de madera y fue aventado a una bodega junto con muchos de su estilo.
Ahí quedó solo y abandonado, llenándose de polvo, aquél orgulloso árbol quedó
botado en ese lugar.
Así pasaron los años. En esa cueva donde estaba esa simple
caja, llegó una familia muy pobre, un señor llevando a una mujer embarazada. Al
poco tiempo da a luz a un pequeño niño, al cual lo pusieron en su interior,
cuidadosamente preparado. Al poco tiempo, llegaron tres personas con tres
regalos y también un grupo de pastores.
Transcurrieron más años, un grupo de pescadores dueños de la
barca, vieron de pronto venir sobre las aguas a un hombre, quien iba a su
encuentro. Uno de ellos bajó de la barca y caminó sobre las aguas hasta un
momento donde se hundía poco a poco, este hombre lo rescató. Después, ese
hombre se quedó dormido y de pronto se soltó una terrible tormenta, todos
atemorizados lo despertaron y Él le ordenó al mar y al viento guardar la calma.
Años después, tomaron al tercer árbol, lo pusieron a cuestas
de un hombre ensangrentado, lastimado, quien la tomó, la abrazó y besó. No
entendía nada, durante todo el trayecto a una colina cercana todo el mundo se
burlaba de Él, lo escupían, le gritaban de cosas. Tuvo varias caídas, un hombre
lo obligaron a ayudarle con el peso. Llegaron al monte, y ese hombre era
clavado en el árbol, no entendía lo sucedido. Cuando murió el hombre un temblor
sacudió el mundo entero y hubo tiniebla.
El primer árbol descubrió tiempo después su destino. En su
interior había albergado el tesoro más grande y valioso del universo, el Hijo
de Dios estaba en su interior y la familia eran José y María.
El segundo árbol comprendió sobre quién estaba navegando en
él, el Rey del Universo, a Jesús el Mesías. Se convirtió así en la embarcación
más importante no sólo del mundo, sino del universo.
El tercer árbol captó sobre su destino, se convirtió en la
cruz de Cristo, por la cual la redención de la humanidad tuvo lugar. Desde ese
día hasta el final de los tiempos, todos quienes contemplan la cruz, inclinan
la cabeza en señal de respeto, reverencia y veneración.
martes, 1 de enero de 2013
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