jueves, 9 de agosto de 2012

Con gratitud al provenir

Ya es cada vez más cercano el poder tener la gracia de iniciar una nueva etapa, una nueva década, mis tres anteriores han sido como lo he expresado a lo largo de las entregas anteriores muy especiales, pero también espero con gran gratitud al porvenir.
El futuro es uno de los grandes temores del hombre, porque para quien no tiene fe, se presenta incierto, para los carentes de esperanza, se presenta sombrío y para los carentes de caridad, es un suplicio.
Yo espero el futuro con gran ánimo y entusiasmo, porque lo he mencionado en las entregas anteriores, no voy solo, llego a mi trigésimo aniversario con una energía renovada y con muchas ganas de emprender nuevos proyectos, retos y aventuras. Eso sí, con mucha fuerza para avanzar y seguir alcanzando mis metas.
Una de las cosas por las cuales estoy agradecido es por quien voy a compartir mi vida y por la familia que formaremos. Ese es parte de un futuro al cual llegaré y el cual me permitirá crecer como persona y madurar.
El futuro por tanto, pinta muy grato, comenzaré una nueva década, con la gracia de Dios y con todos mis compañeros de viaje, empezando por mis padres, familia, amigos, maestros y formadores.
Espero los 30 con gran alegría y entusiasmo, porque así ha sido mi vida, pero también quiero llegar al final del peregrinar haciendo mías las palabras de San Pablo: “…ho combattuto la buona battaglia, ho terminato la mia corsa, ho conservato la fede…” (“he peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he mantenido la fe”) (2° Tim 4, 7 – 8 ).

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