La vida del hombre también se constituye por sombras, por
situaciones complicadas y por malos testimonios brindados, consciente o inconscientemente.
Son grandes oportunidades para crecer, para madurar, pero también, el
recordatorio de vivir en humildad. A cuatro días y tanto para agradecer, es
momento de reconocer esos aspectos.
En vísperas ya de la llegada de mi trigésimo aniversario, es
bueno hacer un alto para ofrecer disculpas a quienes no he dado un buen testimonio,
no recibieron una palabra de afecto, fui ruido o motivo de escándalo.
La vida busca recordarte la importancia de la humildad,
todos esos tropiezos y esas heridas causadas a otros se convierten en una importante
enseñanza para no volverlo a hacer, para resarcir en la medida de lo posible y
madurar.
El camino para encontrar la humildad es muy arduo, en ese
aspecto, puede ser duro, sin embargo, las veces en las cuales he fallado,
siempre he buscado comprender mis errores y enmendarlo.
Gracias a todos quienes han sido pacientes conmigo y a
quienes han estado, están y estarán a mi lado, quienes contribuyen con su
amistad y sincera corrección fraterna.
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