Conforme uno avanza en la
vida, comienzan a volverse fundamentales ciertos aspectos o mejor dicho,
comienzan a ser fundamentales núcleos. En este ejercicio de reflexión, es importante
hacer un alto y a nueve días y tanto para agradecer un elemento vital en la
vida de las personas es su familia.
En mi caso, he sido muy
afortunado, porque somos una familia pequeña, pero muy unida. En mis hermanas,
Anita y Paola, siempre he encontrado un apoyo constante, porque ellas siendo
más grandes, me han dado un lugar especial, compartimos muchas cosas y existe
una sólida relación de amor. Ellas han formado ya una familia, con mis cuñados,
Francisco y Marco respectivamente, brindándome una razón para mi alegría y amor,
mis pequeños sobrinos, quienes son mi luz y adoración, mis bodoques,
Francisquito y Juan Pablo (quien es mi ahijado) y mi pequeña princesa, Ximena
(quien también celebra su cumpleaños en agosto).
Una parte fundamental de
toda familia son los abuelos, Mamis (quién ya no está físicamente), Coco y
Bobby. De Mamis, la recuerdo con gran cariño, porque fue una mujer dedicada, a
quien le tocó vivir situaciones complicadas, pero la hizo más fuerte, de ella aprendí
muchas cosas y me sigue cuidando muy de cerca. Mi abuelo Bobby le debo mucho,
porque son tantas las vivencias y anécdotas, pero pues ahora el tiempo juega en
contra, porque se está olvidando de nosotros poco a poco, pero es momento de
estar junto con él, demostrándole el agradecimiento por tanto amor y por su
protección constante, porque si algo he aprendido de él es la gratitud.
Mi abue Coco, es un ejemplo
de rectitud, de ella he aprendido la alegría, la lucha ante las dificultades,
pero también a crecerme ante las adversidades. El estar pendiente de los detalles,
de tantas cosas y su apoyo, porque siempre he encontrado amor y comprensión,
guía y orientación.
Mis tíos, Enrique, Paty,
Jorge, Raúl, Yoya, Ádel y Laura, ellos son compañeros de vida, personas
extraordinarias quienes me han dejado una huella profunda y cada uno de ellos a
su modo, me han formado y contribuido con mi persona. Todos con una constante,
siempre están ahí para mí.
Además de la relación de
los hermanos, están unas personas muy importantes, quienes se convierten en
compañeros de aventuras, de experiencias y de caminar, mis primos, Patita,
Heidi (Mismísima), Ricardo (Juan), Jorge (Karnal) y Alis.
Cuánta gracia y cuánto don,
ya cada vez más cerca de los 30 y darte cuenta de la presencia de Dios en mi
familia. Porque han hecho patente ese amor eterno, para demostrarlo de forma
humana. Cuando te preguntas muchas veces en dónde está Dios, llega la respuesta
en la persona de cada uno de los miembros de mi familia.
Me siento muy orgulloso de
ser hermano, tío, cuñado, sobrino, primo de todos. Agradezco a Dios por las
vidas de ellos, aún cuando algunos ya no estén, Mamis, Raúl y Ádel, pero
siempre están en mi corazón. ¿Cómo no voy a vivir agradecido por el don de la
familia concedido por Dios?
Me faltan algunas personas
quienes por la cercanía se han convertido en familia extendida, ellos son mis
amigos.