El Año Nuevo representa un gran reto, hay muchos elementos o motivos al arranque del 2011, desalentadores como el aumento a los combustibles, el incremento de la violencia, la misma cuesta de enero, la insatisfacción percibida en la mayoría de los mexicanos, en fin.
Ante todo ello, es fundamental ver para adelante, sacar lo mejor de nosotros mismos e iniciar con buen ánimo y ver más allá de la tormenta, porque como regla general, después de la tempestad, necesariamente viene la calma.
La receta secreta para tener un año exitoso no puede venir como por arte de magia, del extranjero o menos aún, provenir del extranjero. Nada se produce si no es como resultado de un trabajo arduo o del esfuerzo constante. Como dice aquél, “del cielo nada te caerá”.
Lo cierto es, si cada uno cumple con su quehacer, el país será diferente, es fundamental para ello, asumir nuestra identidad de ciudadanos, tomando nuestra responsabilidad política.
Es óptimo retomar una frase del Presidente Kennedy, no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta, qué puedes hacer tú por tú país. México necesita personas dispuestas a creer en él, más que en los políticos e incluso por encima del Presidente, es la Nación por la cual hay que trabajar; si logramos inculcar ese pensamiento en los mexicanos, hay sentido y por tanto futuro.
2011, un gran reto, en efecto, pero los retos se colocan en medida de las capacidades, por ello es superable.
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