Una de las palabras más fuertes de nuestro lenguaje es “efímero”,
viene del griego ἐφήμερος,
donde efímeros significa, dura un día; epi alrededor y hemara día. Por tanto,
lo acontecido en un día y no sobrepasa una unidad temporal. Lo rápido, lo
fugaz.
Hoy quisiera referirme a las cosas efímeras de nuestra vida,
si bien no duran un día, son breves, casi consideradas dentro de la definición
anterior. Hay personas quienes pasan en tu vida, a diario, pero son pocas
quienes dejarán huella en ti, esos son tus verdaderos amigos.
De quienes se convierten en personas efímeras, puedes
aprender, obtener lo bueno, atesorar esos breves instantes, pero no más. No
guardes enojos o rencores, sino vive agradecido por la oportunidad de
conocerles. Serán tan fugases como agua de río en tus manos, es un error querer
detenerla, impedir su cauce, mejor permítele fluir, porque impiden el arribo de
agua fresca.
Hay quienes dejan una huella tan profunda, pero de forma
distinta de una amistad, se convierten por un instante en “La” persona. En la
vida podemos pasarnos enamorándonos, muchas veces creemos encontrar a quien se
convertirá en nuestra alma gemela, en cómplice, en quien será sujeto de nuestro
amor y por tanto de una entrega libre.
Si bien es imposible controlar nuestro enamoramiento, sí
podemos y debemos decir en un acto libérrimo a quien amar. En ocasiones, el
enamoramiento es tan efímero porque no se dio la oportunidad de trascender,
alguna de las partes o ambas no estuvieron dispuestos a luchar, pero entonces,
¿qué hacer?
La respuesta es nada, porque no se puede violentar la
libertad de la otra persona, aún quedándote con el corazón en la mano, no basta
para quien no quiere recibirlo, para quien no se atreve a ser feliz, quien no
da un paso adelante; para quien busca vivir de sombras y recuerdos.
La solución es similar a la anterior, dejarlos ir, respetar
su libertad. Cumplir el viejo dicho popular, si es amor, déjalo ir, si regresa
es tuyo, si no, nunca lo fue. Si nunca lo fue, como el agua, agradece todo lo
bueno, los momentos dichosos, pero agradece a Dios por la persona en tu vida de
quien te permitió enamorarte aunque fuera efímero.
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