lunes, 26 de marzo de 2012

Ahora entiendo

Privilegio de ser autor y editor es el decidir sobre las publicaciones, por ello, quiero compartirles mis impresiones sobre la visita de Su Santidad el Papa Benedicto XVI a nuestro país.
Desde la notificación de la invitación al Bajío, para ver a su Santidad fue para mí una gran emoción. Así llegamos a León y nuestra sorpresa desde la carretera ver la cantidad de autobuses de peregrinos para ver al Papa, ya en las cercanías de Irapuato, Silao y por supuesto León una cantidad de espectaculares con la leyenda de Bienvenido Benedicto XVI.
Los primeros encuentros con el Papa fueron muy interesantes, cautivadores, porque es la presencia de Cristo en la tierra, rescato el llamado a ser felices, a renovar la fe, la cual muchas veces se cansa, pero debe encontrar los motivos para seguir.
Otra cosa impresionante, la cantidad de personas en las vallas, plazas, en la Misa, en cada lugar donde iba a encontrarse Su Santidad. Familias, niños, adultos esperando horas, con un excelente ambiente, esperando al “papamóvil” para ver tan sólo cinco segundos al sucesor de Pedro.
Por otro lado, el participar de la Misa Pontifical, fue una gratísima experiencia, la gran cantidad de asistentes sólo hace presente la necesidad de Cristo y de estar cerca de su Vicario.
El Papa en un mensaje fuera del programa, compartía, ahora entiendo a Juan Pablo II, al querer tanto a México. Benedicto XVI se ha ganado a México quien le ha entregado su corazón.

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