Hemos comenzado nuestra serie sobre el perdón. En esta
entrega daremos unos pasos previos o unos presupuestos del perdón para poder
entrar en materia, partiendo de una base común.
Es muy importante comprender una cosa, el perdón
necesariamente requiere todos los elementos del principio de integración del
hombre, no sólo podemos perdonar con el corazón, con el intelecto, con los
sentimientos o el puro cuerpo. Requerimos necesariamente la unión para lograr
un perdón completo, total.
El perdón no es instantáneo, no es inmediato, no somos
máquinas programadas, somos seres humanos complejos. Respondemos muy diferente
a los diversos estímulos y nuestros procesos son personales únicos. Por ello
requerimos tiempo para lograr ese perdón total.
Comentábamos en nuestra publicación anterior, el perdón no
cambia el pasado, pero sí el futuro. Por ello, también es importante, comprender
ciertos puntos para madurar y así no perder nuestra paz interior, son de verdad
muy sencillos:
1.
No soy moneda de oro para caerle a todo el mundo
bien. Muchas veces vienen grandes dolores por no ser aceptado en determinado
círculo, personas o circunstancias. Para superar ello, requiero perdonar, pero
al asumir esa realidad, deja de doler.
2.
Quito la imagen de mi mente de tener enemigos,
no los tengo, me desligo del influjo de aquella persona quien me busca hacer
daño, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, eso me hace libre.
3.
Por último, una visión muy sobrenatural, cuando me
cuesta tanto perdonar, abandonarme por entero a la acción del Espíritu Santo,
porque también el perdón es un acto de fe. A ejemplo de Cristo, “Padre
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Recordemos siempre estos tres puntos muy sencillos, no soy
moneda de oro, no tengo enemigos y dejar al Espíritu Santo habite en mí. Con
esos elementos podremos avanzar en las sendas del perdón para lograr nuestro
objetivo, aprender a perdonar de forma total.
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