miércoles, 2 de noviembre de 2011

La única certeza

Conforme el hombre va madurando y va recorriendo su vida va logrando adquirir certezas, las cuales se convierten en una guía para comprender cómo actuar, qué decidir y cómo alcanzar las metas.
El hombre, acostumbrado a darlo todo, se entrega a las amistades, a las causas nobles y busca el bien común. En la relación de pareja, de noviazgo, de matrimonio o de amor, confía ciegamente, se siente acompañado.
Pero al ir adquiriendo experiencia nota con un gran desaliento y con una cierta frustración sobre la realidad de la “amistad”, de las “causas nobles” y de luchar por el “bien común”. Aprende la moderación en el amor porque se da cuenta que no puede depositar el sentirse acompañado a la persona que ama.
Es por eso, la gran certeza a la cual puede llegar el hombre: es el único protagonista de sus milagros, lo que no haga, nadie lo hará...
Ni siquiera puede esperar al adherirse a una fe ciega o a una esperanza eterna, mucho menos a una caridad fraterna. Él es el único artífice del destino en su vida.
Cuando el hombre busca voltear y cosechar lo sembrado, se da cuenta el resultado de su trabajo, no hay nada más ni nada menos. Es el fruto de su sudor, pero también hay factores los cuales juegan un papel fundamental, los cuales pudieran ser motivo de injusticia, eso se ve tan claro en la “amistad”, en las relaciones o en las “causas nobles”.
En la amistad se siembra, ni siquiera con el afán de cosechar, porque ama, pero al final cuando busca al amigo, no está. El amor cuando sólo una de las partes es quien trabaja, acaba cansado y no ve futuro, ya no quiere seguir sembrando.
El hombre aprende esa certeza, es el único protagonista de sus milagros. Es el único capaz de hacer grandes transformaciones en su vida, porque aprendió a golpes y a través de serios tropiezos el no confiar en personas, cosas o instituciones hechas por el mismo hombre, porque mientras más confíe más fuerte será la desilusión y se sentirá frustrado.
Lo que no haga, nadie lo hará, es cierto, si el hombre requiere alivio, sólo él puede brindárselo, hay terapias, formas, meditaciones, que le ayudan a encontrar su paz, pero no por la influencia de seres ajenos o supremos. El hombre gusta de vivir autoengañado, sobre la existencia de fuerzas todopoderosas las cuales como por arte de magia lo sacarán o le evitaran males.
El hombre si se sentía solo en el mundo, frente a la certeza mencionada, se dará cuenta sobre su responsabilidad en el rumbo de su vida. Así no volverá a sentirse solo y limitado, será capaz de salir siempre adelante y encontrar el rumbo y sentido a su vida. Está su felicidad en sus manos.

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