Hoy reflexionaba mientras realizaba mi rutina acostumbrada
sobre lo fundamental no sólo del ejercicio físico, sino del espiritual,
elementos para fortalecer nuestro espíritu y nos hagan fortalecerlo.
El ejercicio físico nos permite desarrollar una serie de
actitudes y aptitudes, porque nos da constancia, disciplina y una gran fuerza
de voluntad; además dicen los expertos, permite soltar endorfinas, las cuales
nos brindan una sensación de felicidad y de bienestar.
Si todas esas bondades las recibimos del ejercicio físico,
imaginemos si logramos hacerlo con nuestro espíritu. Son muchas las formas en
las cuales podemos ejercitar el espíritu, mencionamos algunas:
·
Leer al menos 20 minutos diarios sobre cualquier
tema, podemos iniciar con tópicos a fines a nuestros quehaceres. Ello nos
brindará mayor cultura y amplitud de vocabulario.
·
Meditar por un mínimo de 10 minutos, para poder
entrar en contacto con nosotros mismos, escucharnos y conocernos mejor. Hay
diversos métodos y disciplinas para ello.
·
Escuchar música, permite transportarnos a
diversos ambientes y desarrolla nuestros sentidos internos.
·
Escribir o llevar un diario, porque compartimos
nuestras reflexiones, sentir en un momento en particular, además nos permite
desarrollar nuestras habilidades de comunicación.
Son unas sencillas cosas para comenzar, poco a poco se
pueden introducir más, con las anteriores es suficiente por un inicio. No
olvidemos es un ejercicio importante para mejorar nuestra calidad de vida.
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