domingo, 20 de mayo de 2012

Sólo es cuestión de decisión

La vida de los hombres transcurre en un momento, es tan efímera y breve, lo cual hace, muchas de las ocasiones, ser incapaces de comprenderlo. Cometemos el peor de los pecados, el no aprovechar cada instante para amar y ser amado. Sólo es cuestión de decisión el querer comenzar en cada momento, el encontrar la paz interior y la felicidad.
A lo largo de nuestras experiencias como director espiritual y acompañante espiritual, hemos visto el temor a amar, pero más aún, el terror a ser amado. El amor es el acto más sublime de la voluntad, porque es la capacidad única del hombre a entregarse al otro, de donarse, de buscar sólo el bienestar de la persona amada, requiere un esfuerzo de toda la vida, de cada mañana levantarse única y exclusivamente con el propósito de renovar el amor.
Claro, como todo reto, implica compromiso y eso genera temor y ansiedad. Temor a lo desconocido, pero lo más frecuente, a salir lastimado. De eso se deriva el terror a ser amado, porque en ocasiones, por diversos aspectos, creemos no ser dignos de recibir amor. Sólo es cuestión de decisión, el abrir la puerta para el amor, de eso jamás podrás arrepentirte y no importa no ser correspondido, porque quien ama se ennoblece, enaltece, plenifica y madura.
De ahí, de la apertura al amor es cuando se encuentra la paz interior, porque comprendes lo más importante, si no hay amor, falta todo, si hay amor, lo tienes todo. Entonces eres la persona más dichosa.
Por consiguiente, si tienes paz interior, eres feliz. Pero es la verdadera felicidad, la de estado, es decir, tienes una vida feliz, dichosa, en la cual siempre habrá días soleados y aprendes a ser agradecido con la vida.
La vida por amor tiene sentido, vale la pena luchar por él, no dejarlo nunca que se vaya, madurarlo y mantenerlo.
Al final, el reto es claro, aprender a vivir para que al morir pueda decir, confieso que he vivido.

No hay comentarios: