martes, 14 de diciembre de 2010

Es mejor callar…

Pocos conocen una gran virtud, inclusive si se busca en el diccionario no aparecerá, cuando mucho se encontrará algo al respecto en Internet. En lo personal, es una virtud digna de agregarse a las cardinales; tan indispensable como la prudencia, templanza, fortaleza o la justicia. La benedicencia, se torna en una forma de vida.
La benedicencia es la virtud por la cual, me reservo o callo aspectos no necesarios a difundir o comentar. En otras palabras, si no tengo nada bueno para expresar, mejor callar.
Es un reto el no mencionar los defectos de los otros, el no difamar, el ser reservado, discreto; como se dice coloquialmente, no chismear, no parlotear. Hablar sólo aquello meramente necesario, es decir, hay cosas de las cuales la gente no tiene porqué enterarse o conocer. Si no se es parte de la solución, entonces no involucrar más al problema.
Muchas personas tienen la creencia sobre difundir aspectos negativos, en la cual, piensan, serán mejor aceptados o bienvenidos, siendo en realidad lo contrario. Porque la gente en su alrededor, siente temor de ser sujetos del mismo trato.
La benedicencia, es por tanto, ese arte de saber qué decir, a quién, por qué y para qué; cuando no tenga una de esas certezas, es mejor callar.

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