El tema más comentado en estos días es la famosa reforma
energética y la supuesta privatización de Petróleos Mexicanos y por ende del
petróleo. Muchos actores políticos se han subido a una discusión absurda sin
conocer si quiera el texto de la reforma.
El punto es, al día de hoy no sabemos con exactitud la
propuesta por venir del Ejecutivo Federal, hemos llegado al grado de convertir
el asunto en la reforma de la discordia.
Las posiciones más ignorantes y retrógradas como la de
Andrés Manuel López Obrador, quien como buen advenedizo, quiere causar polémica
y buscar algún espacio para seguir esparciendo sus tonterías y sus necesidades
a quien esté dispuesto a creerle.
Andrés Manuel busca emular a Juárez, pero ni siquiera se ha tomado la molestia
de leer un libro de historia para analizar a fondo el Tratado McLane – Ocampo.
¿Quién quiere entregar al país?
Por otro lado, en la cancha panista, buscan eliminar la
participación del Sindicato Petrolero del Consejo de Administración y otra
serie de prácticas del orden corporativo, pero no han medido realmente el
impacto de no sumar al Sindicato a dicha reforma.
Lo cierto es, no es necesaria una reforma a la Constitución
para impulsar a la principal empresa de México. Bastaría con realizar unos
ajustes a la Ley de Adquisiciones para asegurar por un lado, obtener las
mejores tecnologías para la labor petrolera a precios competitivos y por el
otro se confirma y consolida el compromiso de continuar con el dominio de los
recursos en manos de la Nación como lo señala el artículo 27 constitucional. Otra
modificación importante sería reestructurar la forma en la cual PEMEX tributa a
Hacienda, permitiendo una contribución justa como lo estipula la ley.
Los diversos actores políticos y quienes han opinado al
respecto olvidan otros elementos fundamentales y sustantivos de la reforma,
como es el caso de la electricidad y los medios alternativos de generación de
energía.
La reforma de la discordia por tanto, no sólo debe contener
como tema central el petróleo, sí es fundamental, pero debemos buscar
iniciativas para generar energía más limpia y económica. Ojalá el Ejecutivo
presente una propuesta de ley de acuerdo con las verdaderas necesidades de
México y los Legisladores realicen un verdadero trabajo de estudio y análisis
para así aprobar una ley con sentido para esta materia.
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