En las pasadas semanas hemos sido testigos de desmanes en
diversos ámbitos educativos, por un lado en Guerrero un grupo de vándalos
tienen en jaque al gobierno encabezado por Ángel Aguirre, quien ha demostrado
una ineficiencia total para dar una solución al conflicto. Por el otro, en la
máxima casa de estudios, otros porros tienen secuestrado el edificio de rectoría,
colocando a su vez en otro jaque al tibio Dr. Narro.
Es un verdadero problema el de los “profesores” en Guerrero,
porque si ellos son los responsables de brincar la educación e instrucción a
los niños y jóvenes en ese Estado, será un problema sin fin, porque serán
generaciones y generaciones quienes aprenden de quienes están al frente en las
aulas. Basta recordar quiénes eran los líderes de la liga 23 de septiembre, los
profesores Lucio Cabañas y Genero Vázquez.
Estos individuos hacen peticiones ridículas e insostenibles,
basta con mencionar un par, la herencia de las plazas y la no necesidad de
certificación, es decir, no permitir la evaluación a su desempeño.
Es necesario lograr restablecer el imperio del Estado de
Derecho, para garantizar los elementos para el regreso a clases y quienes han
violentado la ley sean castigados con todo el peso de la ley, pero también,
quienes buscan desestabilizar el orden de la república.
Por su parte, en la UNAM, máxima casa de estudios de nuestro
país y referente internacional, un grupúsculo de estudiantes, han tomado la
rectoría, dicho secuestro no se ha terminado por la tibia actuación del rector
Narro. Es vergonzoso ver los desmanes y destrozos hechos por esos vándalos y ni
quien los detenga o al menos haga el intento.
En ambos casos, no hay posibilidad de diálogo con quien por
medio de la violencia y la destrucción busca exigir ciertos derechos y no
cumplir con obligaciones. No se puede dialogar con quien demuestra estar fuera
de la ley.
¿Un grupo es capaz de poner en jaque al Estado de Guerrero y
a la rectoría de la máxima casa de estudios? Lo veremos muy pronto.
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