domingo, 1 de abril de 2012

“Y dando un fuerte grito expiró”

Con el Domingo de Ramos (Mc 14, 1 – 72. 15, 1 – 47) iniciamos la Semana Santa, tiempo de una profunda e intensa oración, seguimos la Cuaresma, la cual terminará el jueves con la Misa de la Cena del Señor.
Hoy la celebración tiene un marco triunfal, mesiánica, porque conmemoramos la entrada victoriosa de Jesús a Jerusalén, de ahí las palmas porque era señal de bienvenida a un rey.
En la Liturgia de la Palabra se contempla la Pasión de Nuestro Señor, en el ciclo B, se toma la versión de Marcos. Cada año tenemos una gran oportunidad para reflexionar sobre esos últimos instantes de Nuestro Redentor, toda la Cuaresma ha sido el prepararnos para el Triduo Sacro, pero conforme avanzamos fuimos retados a vivir una “Cuaresma Transfigurante”.
Desde el Miércoles de Ceniza buscamos alcanzar una buena preparación, aunque aún estamos a tiempo nos quedan unos días de Cuaresma, para vivir el inicio de las cosas, la Crucifixión, pero lo más importante, la Resurrección.
Hoy las palabras más fuertes en mi corazón, fueron las previas a la muerte de Cristo, justo después del “todo está consumado”, “y dando un fuerte grito expiró”. Ahí para los incrédulos pudiera parecer todo terminaba, pero no entendían que justo era el inicio de todo.
En esta celebración debemos también dar ese grito, para deshacernos de nuestro pecado, de nuestra indiferencia, pero en especial, de nuestra falta de amor.
Si lo hacemos podremos participar de la Resurrección de Cristo, podremos ser como Pedro, aún negándolo, confiamos más en Jesús y su misericordia que en nosotros mismos.

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