Continuamos nuestra entrega sobre el cielo, en esta ocasión
tocaremos tres puntos fundamentales, la reencarnación, la resurrección y
nuestra necesidad de crear una imagen para el Paraíso
Es muy importante distinguir de esas palabras, la
reencarnación no es lo mismo que resucitar, reencarnar es muy poco, es una
creencia muy limitada, porque es entrar al círculo infinito del volver y volver
a esta vida siendo los mismos pero diferentes.
La resurrección es la invitación a la plenitud, siendo cada
uno, cada uno, es resurgir con todo quien soy. Mi alma y mi cuerpo glorioso en
la vida eterna, la vida en la plenitud.
Es muy sencillo comprender la diferencia, ofreceré dos
puntos fundamentales.
1.
Cada hombre es único, es irrepetible y es
original.
Desde el punto de vista filosófico comprendemos el error de
aceptar la reencarnación porque elimina nuestra propia esencia. Por la misma
esencia somos únicos e irrepetibles, cada alma es única la cual recibe
solamente un cuerpo.
2.
Si creemos o aceptamos la resurrección es negar
la idea de salvación.
El concepto de salvación necesariamente es individual, la
salvación no puede ser colectiva, es individual y ella depende nuestra voluntad
de salvarnos y sobre la libertad recibida la elegimos.
De ello comprendemos la importancia de insistir en tener fe
en la resurrección, la cual es necesariamente el camino a la vida eterna y por
tanto al Paraíso. Nos cuesta tanto creer en él, porque no tenemos una visión de
cómo será, por ello los humanos tenemos la necesidad de crear una imagen del
Paraíso.
El hombre por tanto, teme enfrentarse a la idea del Paraíso
porque no lo conoce, hoy es muy complicado imaginar cómo será la vida eterna,
pero no comprendemos que será la felicidad total.
Es por tanto, característica del católico es tener fe en la
vida eterna y comprender que el Paraíso es la vida en plenitud sustentada por
el amor.
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