Muchas de las cosas en la vida tienen un gran factor de
éxito, ya sea en las relaciones, en el trabajo, en la diversión, el descanso,
el amor, etc. Ese factor es uno mismo y no somos cocientes del poder de nuestra
propia persona.
Hace unos días reflexionaba, las personas nos desean suerte
en un proyecto, una empresa o alguna otra cosa, pero lo verdadero necesario es
éxito. Cuando una persona cobra consciencia de sí, se da cuenta, en la vida no
existe la suerte, uno mismo se forja el éxito.
Una persona madura es capaz de reconocer sus capacidades y
talentos, sabe explotarlos, potenciarlos, desarrollarlos, sacar lo mejor de sí
mismo para no sólo dar, el como dicen coloquialmente, el 100%, sino da todavía
mucho más.
El éxito es el camino de una persona quien se conoce a su
perfección, porque si bien conoce sus capacidades, también trabaja en sus áreas
de oportunidad de crecimiento, porque eso le recuerda la constante necesidad de
superarse.
Quien comprende su verdadero potencial, comprende contra
quién es con quien en verdad compite, consigo mismo, porque busca ir más allá
incluso de sus propias necesidades, son quienes son capaces de transformar al
mundo.
El hombre quien busca conquistar al mundo lo puede lograr
porque se ha conquistado a sí mismo. Todo ello es necesario hacerlo por uno
mismo, por nadie más, quien en verdad está en sintonía consigo mismo, es capaz
de lograrlo.
Por uno mismo es necesario realizar los cambios necesarios
para ser dueños de nuestros destinos, del futuro en donde queremos estar y de
los sueños a cumplir.
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