Los firmantes del Pacto por México se habían comprometido, a
invitación del Presidente Enrique Peña Nieto, a trabajar por los más altos y
nobles intereses del país, en pocas y coloquiales palabras, a jalar juntos.
Al principio los dirigentes de las actuales fuerzas de
oposición se mostraron participativos y entusiastas, felices por salir en la
foto con el Presidente. Se comprometieron a colaborar en sacar reformas en el
Congreso y lograr un clima de civilidad política para beneficio del país,
emulando el Pacto de la Moncloa de España, el cual permitió la transición
española.
Pero la realidad se ha convertido en el pacto del chantaje,
porque a cada instante, a cada paso tanto el PAN como el PRD amenazan con
abandonar el pacto si el gobierno o el PRI no cede en determinadas
circunstancias, si los vieron feo o su la mosca vuela.
Aún de la forma chusca de exponerlo pero es la realidad, no
se ha logrado instaurar un clima de civilidad política en nuestro país, si
quiera son capaces de dialogar y llegar a acuerdos como es una de las
principales máximas de la política.
Ojalá en agosto, cuando el Presidente Peña Nieto presente la
propuesta de su proyecto de reforma energética se establezca un clima de
diálogo y acuerdo para bien de nuestro país.
Es una gran oportunidad para lograr así por fin, la
transición democrática y crecer en nivel político y de debate y no se quede en
el pacto del chantaje.
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