Aunque parezca una negación, es una afirmación. Es el sentir de las personas emprendedoras, seguras, firmes, dinámicas para las que el “no”, es una palabra ausente en su vocabulario. Para quienes la única forma de salir adelante es el trabajo arduo, cotidiano, honesto. Para quienes buscan construir y no destruir, dialogar y no confrontar. Para quienes han encontrado la verdadera libertad que sólo es posible si se vive con paz interior.
martes, 30 de julio de 2013
martes, 23 de julio de 2013
lunes, 22 de julio de 2013
El pacto del chantaje
Los firmantes del Pacto por México se habían comprometido, a
invitación del Presidente Enrique Peña Nieto, a trabajar por los más altos y
nobles intereses del país, en pocas y coloquiales palabras, a jalar juntos.
Al principio los dirigentes de las actuales fuerzas de
oposición se mostraron participativos y entusiastas, felices por salir en la
foto con el Presidente. Se comprometieron a colaborar en sacar reformas en el
Congreso y lograr un clima de civilidad política para beneficio del país,
emulando el Pacto de la Moncloa de España, el cual permitió la transición
española.
Pero la realidad se ha convertido en el pacto del chantaje,
porque a cada instante, a cada paso tanto el PAN como el PRD amenazan con
abandonar el pacto si el gobierno o el PRI no cede en determinadas
circunstancias, si los vieron feo o su la mosca vuela.
Aún de la forma chusca de exponerlo pero es la realidad, no
se ha logrado instaurar un clima de civilidad política en nuestro país, si
quiera son capaces de dialogar y llegar a acuerdos como es una de las
principales máximas de la política.
Ojalá en agosto, cuando el Presidente Peña Nieto presente la
propuesta de su proyecto de reforma energética se establezca un clima de
diálogo y acuerdo para bien de nuestro país.
Es una gran oportunidad para lograr así por fin, la
transición democrática y crecer en nivel político y de debate y no se quede en
el pacto del chantaje.
martes, 16 de julio de 2013
Martes de clásicos: "With a little help of my friends", Joe Cocker
En esta ocasión, la dedico a esos amigos quienes siempre están conmigo.
lunes, 15 de julio de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
La omisión clama al cielo
El itinerario del Ciclo Litúrgico nos invita a prestar
atención a nuestras actitudes al exterior, por eso en el XV Domingo del Tiempo
Ordinario (Lc 10, 25 – 37) recordamos al “buen samaritano”.
“Y entonces,
un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro,
¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le preguntó a su
vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
Él le
respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti
mismo". "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y
alcanzarás la vida".
Pero el doctor
de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y
quién es mi prójimo?". Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:
"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones,
que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente
bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó
por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba
por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se
acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso
sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al
día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue,
diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
¿Cuál de los
tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los
ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el
doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera”.
La autoridad con la cual predicaba y predica Jesús le
proviene de quien lo ha enviado, el Padre, por eso los doctores de la Ley
buscaban unos bien intencionados y otros no, el provocarlo, el tratar de
obtener por un lado la Verdad pero por otro, para hacerlo trastabillar.
Por eso al acercarse el doctor de la Ley, quienes eran
expertos en su tema, pero no la comprendían, era conocerla pero en el sentido
vacío de la expresión, era un cumplimiento ciego y sin sentido; le pide una
respuesta para alcanzar la vida eterna. La búsqueda era por obtener una receta
mágica, unos consejos, una vía para la eternidad, si bien es una pregunta muy
profunda, iba cargada de una intensión peculiar, el tentar a Jesús para caer en
una contradicción.
Jesús al conocer el interior del doctor, le preguntó sobre
la letra de la ley, de su literalidad. La respuesta pudiera parecer obvia pero
es más complejo, porque es afirmar con todo nuestro ser nuestro amor a Dios,
quien es creador y padre amoroso. La expresión es hermosa, pero hoy vivimos de
acuerdo a nuestro propio dios y a nuestra imagen de él.
Tenemos el dios dinero, éxito, placer, etc., pero Dios no
ocupa el centro de nuestras vidas, si Dios no está en nuestro corazón es
imposible si quiera poder ver al prójimo, al semejante, a quien nos necesita y
está junto a nosotros.
Por eso la explicación del hacerme como el otro con la
parábola del buen samaritano. Si bien los judíos eran “adversarios” de los
samaritanos, la parábola demuestra el inmenso poder de la compasión, del
hacerme con el otro, de sufrir con el otro, de alegrarme con el otro.
¿Cuántas veces no pasamos como el sacerdote de la parábola?
Si bien estamos consagrados por ser cristianos a la caridad, no la vivimos, nuestra
oportunidad de ofrecer el sacrificio como sacerdotes, queda desperdiciada.
El levita, conocedor de la Ley tuvo la misma actitud de
nuestros días: somos especialistas en una ley hueca y vana, la cual al ser
probada, nuestra respuesta es pasar de largo.
Un samaritano demostró la capacidad de amar a Dios a través
de los otros, por medio de ellos. Ya vivía la primera parte del resumen de la
Ley, amaba a Dios, pero por ese amor, surge la necesidad de amar al otro,
porque yo me siento amado desde toda la eternidad y no puedo guardar para mí
ese inmenso amor.
No importaba los medios o los costos, lo urgente era atender
la necesidad del hermano en desgracia, si amamos a Dios y vivimos en su amor,
el sufrimiento ajeno no nos puede ser indiferente, no podemos pasar de largo,
porque la omisión clama al cielo.
La omisión es uno de los peores pecados, porque por la
tibieza de corazón no se permite dar gloria a Dios a través de nuestro actuar. El
apocalipsis lo señala bien, los tibios o los omisos serán vomitados de la
presencia de Dios.
En ese día de ese encuentro, el doctor de la Ley comprendió
verdaderamente la esencia de la Ley, el amor, pero el amor como verbo, en
acción.
domingo, 7 de julio de 2013
Deseo de paz
Jesús nos invita constantemente a renovar nuestro espíritu
misionero, el en XIV Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 10, 1 – 12. 17 – 20), nos
lo recuerda.
“Después de
esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para
que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les
dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen
al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los
envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni
calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una
casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí
alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá
a ustedes.
Permanezcan en
esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja
merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y
sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la
gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'.
Pero en todas
las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: '¡Hasta
el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre
ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'. Les aseguro que
en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.
Los setenta y
dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se
nos someten en tu Nombre". El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del
cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y
escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren,
sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus
nombres estén escritos en el cielo”.
Cuando medito el Evangelio anterior, se nos invita a
reflexionar sobre el llamamiento recibido desde el Bautismo, porque el hecho de
ser llamados Hijos de Dios y recibir la inhabitación Trinitaria nos obliga a
anunciar la buena nueva y conforme vamos creciendo en la fe, debemos difundir
el amor puro y perfecto de Dios por nosotros.
Así como a esos 72, también nosotros somos enviados para
predicar al Dios del amor, a su Hijo por quien lo conocemos y también al
Espíritu Santo quien nos impulsa a dar testimonio del Padre y del Hijo.
Pero aquí Cristo nos invita a tomar una parte activa del
proceso misionero, aquí realmente comprendemos, no sólo debemos “ser buenos”,
es ir mucho más allá, es aprender la metodología y pedagogía de Jesús, es ir a
la aventura en miras de una misión muy superior. Es también cobrar conciencia de
nuestra responsabilidad como laicos en la propagación del Evangelio, porque
todos formamos la Iglesia de Cristo.
La misión es muy demandante y requiere necesariamente una
actitud de abandono, no llevar nada, abandonarnos a la forma de Jesús y su proyecto.
Pero lo más importante, contagiar a todos en nuestro alrededor del deseo de paz,
porque debemos ser portadores de esa paz, la cual sólo puede venir cuando el
Cristo reina en nuestra vida.
La última advertencia sobre nuestra misión, no ser
soberbios, no caer en la tentación de predicarnos a nosotros mismos, vamos en
nombre de Jesús. Los prodigios son de Él, no los nuestros, el proyecto es el de
Él. Por eso estar atentos, el deseo de paz es de Dios, porque de Él surge la
paz.
Así de seguir en el camino del proyecto de Jesús, tendremos
la promesa de tener grabados en el cielo nuestros nombres, tras librar la buena
batalla.
viernes, 5 de julio de 2013
Nuevos aires de santidad
Hemos recibido grandes noticias por parte de la Santa Sede,
porque Su Santidad, el Papa Francisco ha dado su visto bueno para incluir en el
coro de los Santos a dos Sumos Pontífices, los beatos Juan XXIII y Juan Pablo
II. Por otro lado, se incluirá entre el elenco de los beatos a Don Álvaro del
Portillo.
Nuevos aires de santidad tendremos para quienes somos
católicos, porque hemos esperado con gran entusiasmo las canonizaciones y
beatificaciones de estos grandes hombres.
A Juan XXIII por fin se le hará justicia al reconocer el
gran hombre pero lo más importante, el magnífico pastor, quien adelantado a su
tiempo, convocó al Concilio Vaticano II y habló a los líderes de la tierra para
exigir, como el nombre de su encíclica y testamento espiritual, Pacem in
Terris. Independientemente de toda su vasta obra y legado, nos deja un alto
ejemplo de la caridad.
Juan Pablo II un hombre de su tiempo quien retomó el
verdadero significado de la dignidad del género humano a través de la Teología
del Cuerpo, pero también al exigirle al hombre el buscar la Verdad. Nos deja un
testimonio impresionante de la fortaleza y de la constancia.
Quizá un poco menos conocido por su gran humildad, Don
Álvaro del Portillo, sucesor de San José María y primer Obispo Prelado del Opus
Dei, nos regala su vida y la forma en la cual debemos buscar la santidad por
medio del trabajo cotidiano y con la gran constancia del martirio cotidiano.
Nuevos aires de santidad, grandes transformaciones y grandes
testimonios quienes nos demuestran la posibilidad de acceder a la santidad,
basta solamente quererlo y abrazar a quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
jueves, 4 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
Por uno
Muchas de las cosas en la vida tienen un gran factor de
éxito, ya sea en las relaciones, en el trabajo, en la diversión, el descanso,
el amor, etc. Ese factor es uno mismo y no somos cocientes del poder de nuestra
propia persona.
Hace unos días reflexionaba, las personas nos desean suerte
en un proyecto, una empresa o alguna otra cosa, pero lo verdadero necesario es
éxito. Cuando una persona cobra consciencia de sí, se da cuenta, en la vida no
existe la suerte, uno mismo se forja el éxito.
Una persona madura es capaz de reconocer sus capacidades y
talentos, sabe explotarlos, potenciarlos, desarrollarlos, sacar lo mejor de sí
mismo para no sólo dar, el como dicen coloquialmente, el 100%, sino da todavía
mucho más.
El éxito es el camino de una persona quien se conoce a su
perfección, porque si bien conoce sus capacidades, también trabaja en sus áreas
de oportunidad de crecimiento, porque eso le recuerda la constante necesidad de
superarse.
Quien comprende su verdadero potencial, comprende contra
quién es con quien en verdad compite, consigo mismo, porque busca ir más allá
incluso de sus propias necesidades, son quienes son capaces de transformar al
mundo.
El hombre quien busca conquistar al mundo lo puede lograr
porque se ha conquistado a sí mismo. Todo ello es necesario hacerlo por uno
mismo, por nadie más, quien en verdad está en sintonía consigo mismo, es capaz
de lograrlo.
Por uno mismo es necesario realizar los cambios necesarios
para ser dueños de nuestros destinos, del futuro en donde queremos estar y de
los sueños a cumplir.
martes, 2 de julio de 2013
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