Las grades lecciones en la vida las recibimos de personas
muy cercanas y queridas, ya sea por su testimonio, por sus palabras o consejos.
En estos días reflexionando con varios amigos quienes dejan México,
comentábamos sobre una de las virtudes más grandes del hombre, pero también, el
gran motivo de la lucha constante, la humildad.
La humildad es una virtud mal comprendida, porque muchas
personas la asocian al aspecto económico, monetario. Ligan a una persona
humilde porque no ostenta su riqueza, nada más equivocado y fuera de la
dimensión de la esencia de la humildad verdadera.
La humildad es lo que es, según palabras de Madre Teresa, la
humildad es la verdad. La humildad no es sentirme apocado, con temor a
demostrar las capacidades o potencialidades, es poner los talentos al servicio
de los demás, eso sí, sin ser petulante o alardear de ellos. Simplemente ser.
Una persona humilde, jamás le dice a otra persona soberbia,
simplemente observa, no hace juicios temerarios, porque se comprende el hecho
de apuntar un dedo, se regresan cuatro. Una persona quien verdaderamente vive
la humildad, tampoco le exige a la otra ser humilde, porque no sabe el proceso
de la otra persona.
Vivir en la verdad, lo que es, lo que eres es aprender también
a vivir en la libertad es ser humilde.
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