Nos estamos acercando a la Cuaresma, nos encontramos en el
VII Domingo del Tiempo Ordinario donde Cristo nos hace unas recomendaciones.
“Jesús dijo a
sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero
yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien
te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no
le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han
oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo:
Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre
que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace
caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman
solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los
publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto,
sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”.
Es tan complicado dejar pasar las ofensas, perdonar,
renunciar a devolver el mal que nos han hecho, a no vengarnos, pero hoy Cristo
nos pide ofrecer la mejilla derecha, a transformar toda esa energía negativa
producto del odio en una fuerza vital sanadora para encontrar el amor.
En el mundo cada vez es más notable esa necesidad del poder,
de la venganza, del sacar ventaja y partido de todo y de todos, pero Jesús nos
invita a por el contrario, demostrar el amor en el servicio, en el perdón, pero
lo más importante, la clave es dejar ir, no aferrarnos a nada más que al amor.
Poner la derecha en todos y cada uno de nuestros actos, en
cada situación adversa, porque a los ojos de la vorágine del mundo, podremos
parecer débiles, apocados, pero realmente tendremos la fuerza reparadora del
perdón, recordemos lo que para el mundo es debilidad, para Dios es grandeza.
En esta breve colaboración, sólo quiero terminar con una
pequeña reflexión, ¿cómo ser perfectos? Sólo de una forma amando, mientras más
amemos, más seremos capaces de transformar al mundo.
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